El municipio de Maravatío ha cruzado la línea de lo imaginable. Se ha convertido en el epicentro de la crueldad animal en Michoacán, donde los límites de la violencia humana se exhiben sin pudor y sin consecuencias.
Cuatro episodios recientes confirman esta realidad:
- Dos perros abusados sexualmente
- Uno arrastrado por una camioneta Chevrolet negra con franja gris el 13 de octubre
- Una perrita torturada y ahorcada de un árbol el 16 del mismo mes, con visibles signos de tortura
El caso más reciente, ocurrido el 23 de octubre, involucra una agresión sexual a otra perrita que permanece en estado delicado.
A pesar de las pruebas, el Ministerio Público clasificó los hechos únicamente como “maltrato”, lo que ha generado indignación entre colectivos y juristas.
El Código Penal de Michoacán, en sus artículos 309 al 311, establece con claridad la diferencia entre maltrato y crueldad.
“Se entiende por actos de crueldad toda acción dolosa que cause dolor, sufrimiento, tortura o afectación grave a la integridad física o emocional del animal”, explicó Maribel Arreola Gallardo, jurista e integrante del Comité Estatal Animalista de Michoacán (CEAM).
Arreola recordó además que, en uno de los casos de violación —documentado con el folio PD/04571025P—, la jueza Aleida Soberanis Núñez negó una orden de cateo, minimizando la gravedad de los hechos.
Por ello, la abogada lanzó un llamado al titular de la Fiscalía General del Estado (FGE), Carlos Torres Piña, para que se revise la reclasificación de los delitos y se capacite a los Ministerios Públicos. “La impunidad ante la crueldad animal destruye el tejido social y la credibilidad de las instituciones”, advirtió.
El abogado Carlos Daniel Maya Cordero, también integrante del CEAM y de la Asociación Abogados Animalistas de México (ASAAM), urgió al Congreso de Michoacán a modificar el Código Penal para elevar a delito grave el maltrato y la crueldad animal, con el fin de impedir que los responsables recuperen la libertad de inmediato.
Mientras tanto, el Colectivo de Rescatistas Independientes de Michoacán, con base en Morelia, realiza un esfuerzo titánico por rescatar, rehabilitar y reubicar a los animales sobrevivientes, víctimas de una violencia que ya no puede describirse solo como brutal, sino como un reflejo descarnado del abandono social e institucional.
HCM