Reserva de la Biósfera Mapimí, un hogar sano para los jabalíes

Los pecaríes de collar son una especie que se mantiene en control ya que otros animales como coyotes, zorras, hasta gatos montés o pumas, se alimentan de ellos.

Esta especie se encuentra presente en una amplia zona del Desierto Chihuahuense, al igual en casi todo México. (Archivo)
Gabriela Vázquez
Torreón, Coahuila /

Grupos de jabalíes de collar recorren el territorio de la Reserva de la Biósfera Mapimí evidenciando un crecimiento en su población. Esta especie refleja el avance en el estado de restauración de esta área natural protegida, mirando el paso de los escurridizos pecaríes que con su desarrollado olfato se esconden ante cualquier asomo de peligro. 

Aunque no se cuenta con un monitoreo de la especie, a simple vista se han llegado a registrar el paso de familias de jabalíes integradas por una pareja acompañada de tres o cuatro crías. 

Esta especie se encuentra presente en una amplia zona del Desierto Chihuahuense, al igual en casi todo México y en otros países del contiene, incluso hasta Argentina. 

Cristino Villarreal Wislar, director de la Reserva de la Biósfera Mapimí relató que las poblaciones para Mapimí estaban diezmadas por el uso de agroquímicos, también influyó el que para algunas comunidades su presencia representa la disponibilidad de alimento. 

Estableció que entre 1998 y 2002 el Instituto de Ecología contó con algunos individuos de jabalí de collar en cautiverio para su reproducción que se liberaron en 2003, logrando llegar hasta la población que ahora recorre la Reserva de Biósfera de Mapimí y que se desplaza en la mayoría de las ocasiones en grupos, por ser una especie no individualista y ciertamente de forma muy escurridiza con un olfato tan desarrollado que ante cualquier aviso de peligro se esconde. 

Para Villarreal Wislar el aumento de grupos de jabalíes de collar es un indicador del buen estado de conservación de la zona, su presencia obedece a que tienen las condiciones suficientes para subsistir. 

“Creemos que la especie se tornaría perjudicial si creciera y en la Reserva no tuvieran quien hiciera control, pero afortunadamente hay especies que utilizan al jabalí como alimento, desde coyotes, zorras, hasta gatos montés o pumas”.


Participación comunitaria

El responsable de la Reserva de la Biósfera Mapimí (RBM), ubicada en los estados de Durango, Chihuahua y Coahuila y administrada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), resalta que la participación de los pobladores de las comunidades que se encuentran en este territorio ha sido clave. 

El respetar las especies de flora y fauna y el nuevo ordenamiento de las actividades ganaderas y participar en las acciones de restauración, ha permitido aumentar la superficie con cobertura de pasto, lo que representa alimentación de la Tortuga del bolsón y de todos los herbívoros que ahí conviven. 

Tras 18 años de medir y establecer indicadores de conservación y desarrollo, los habitantes de la reserva, los dueños de los recursos, demuestran un cambio en su aproximación con su entorno, “para ellos un jabalí era un alimento, cazaban venado para comer y permitían que la gente de la ciudad los cazara cuando llegaban diciendo que tenían permiso, pero ahora ellos entienden que esa es su casa y ahora ellos participan en los recorridos de vigilancia, la gente valora más sus recursos y esperan que el día de mañana la conservación debe generar recursos para los comunidades”.

CALE

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