A las seis de la mañana, la ex titular de la Sedesol y la Sedatu, Rosario Robles, ya no era la misma que llegó a su audiencia con “las faldas bien puestas y tomando al toro por los cuernos”.
Para entonces, Rosario Robles ya no tenía el semblante confiado y hasta sonriente que mostró por momentos en la sala 1 del Centro de Justicia Penal Federal. Todo cambió después de ser vinculada a proceso y escuchar que el Ministerio Público de la Federación solicitó mantenerla en prisión preventiva justificada.
El fiscal federal Manuel Granados Quiroz aseguró que otra medida cautelar no sería suficiente para garantizar la presencia de Robles durante el proceso. ¿El argumento principal? Peligro de fuga.
El agente del Ministerio Público (MP) enfatizó que después de ganar un sueldo superior a los 200 mil pesos mensuales durante seis años, Robles cuenta con los recursos suficientes para "trasladarse fuera del país o permanecer oculta".
Granados Quiroz también remitió a los 5 mil millones de pesos que Robles presuntamente causó de daño al erario de la Sedesol y Sedatu. Monto que también supondría tener que acreditar en caso de ser declarada culpable.
"Compromete su patrimonio hasta la segunda, tercera, cuarta generación... No hay forma de que pudiera pagarla", subrayó.
El fiscal federal restó importancia a que Robles se presentara voluntariamente a enfrentar las acusaciones penales en su contra.
En seguida, Granados Quiroz hizo referencia a una frase que retrató la relación del ex presidente Enrique Peña Nieto con Robles en el sexenio pasado: "No te preocupes, Rosario".
"Creía que estaba cubierta por el manto protector de Enrique Peña Nieto. Hasta que la tocaron con el pétalo de una denuncia penal, ahora es una situación diversa", exclamó.
Uno de los abogados de Robles interrumpió al agente del MP afirmando que esas expresiones eran innecesarias. Pero el juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna no lo consideró así.
"Esta apercibido, abogado, desde la audiencia pasada. No sea usted grosero, a la siguiente se va. Si quiere tomar la palabra la pide, no viene y gritonea", enfatizó, mientras el abogado Juan Saucedo no le quedó de otra que asentar con la cabeza.
Tampoco faltaba mucho para que terminara su pronunciamiento el fiscal federal.
"Qué bueno que dijo (Robles) que venía a dar la cara. Lástima que fue mucho tiempo después de que nos vieron la cara a muchos mexicanos", concluyó.
Entonces, la ex secretaria de Estado pidió la palabra. Reiteró que se encontraba fuera del país y cuando se enteró de este citatorio, regresó a México para enfrentarlo.
El domingo 4 de agosto, Robles aterrizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México minutos antes de las 16:00 horas proveniente de San José, Costa Rica.
Entonces, la ex titular de Sedesol y Sedatu aprovechó justificar el tema económico para lanzar un mensaje político.
“Mi única cuenta bancaria está congelada. No cuento con un patrimonio. No tengo millones para irme a Canadá y luego regresar impunemente, he vivido de mi trabajo", recalcó.
“Entiendo el apetito del Ministerio Público: varios que han querido procesar están sustraídos de la justicia. Quieren juzgar a terceros a través de mí”, abundó.
Enseguida se refugió en su familia para evitar ir a la cárcel, y destacó que vive en la misma casa ubicada en la alcaldía Coyoacán desde hace 24 años. “Soy oriunda de El Pueblo de los Reyes, donde nació mi hija”.
Al final, Robles insistió al juez que no la encarcelara.
“Siempre he luchado como mexicana, como mujer por la presunción de inocencia, porque deben preservarse esos principios. En función de ello pido humildemente atender el proceso en libertad”, aseveró con el rostro desencajado y con voz entrecortada, lo cual atribuyó al aire acondicionado de la sala de audiencia.
“Nunca he puesto en riesgo a una persona, ni siquiera me he acercado a los testigos. Soy una mujer de paz, nunca he cometido un delito, he luchado por la paz y no hay razón para que se pida esa medida cautelar”, continuó.
Pero el ruego no funcionó. La noche de este martes fue la primera que durmió en Santa Martha.
RLO