El rumor corrió rápido en los últimos días en la sierra Tarahumara: Noriel Portillo Gil El Chueco, ha vuelto. Por eso, la gente en Bahuichivo y Cerocahui, principalmente, sigue con temor y se siente insegura, reconoció el padre Jorge Atilano González, asistente del Provincial para las Obras Sociales de la Compañía de Jesús.
Y es que a cien días de que El Chueco ejecutara a dos sacerdotes jesuitas, un guía turístico y un joven de 22 años, el líder criminal no ha sido detenido, a pesar de un impresionante operativo desplegado en la montaña de Chihuahua por el Ejército, Guardia Nacional y fuerzas de seguridad de élite del estado.
Los pobladores en esas dos comunidades, Cerocahui, donde ocurrió la tragedia el pasado 20 de junio, y en Bahuichivo, desde donde operaba Noriel Portillo, incluso aseguraron haber visto a El Chueco en las fiestas patrias del pasado 15 de septiembre.
"La gente sigue muy preocupada, sigue con miedo y exigiendo que se conozca la verdad, pero sobre todo que se detenga al involucrado", enfatizó el padre Pato, como es conocido el sacerdote jesuita Javier Ávila, quien desde 1975 radica en la sierra Tarahumara.
Tras el asesinato de sus compañeros Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, más conocidos como el padre Gallo y el padre Morita, ahora los religiosos de la Compañía de Jesús cuentan con medidas de seguridad especiales para subir a evangelizar en las comunidades apartadas.
"Tenemos el apoyo de la Guardia Nacional, eso lo agradecemos pero creemos que esto es solo una respuesta emergente”, subrayó el padre Jorge Atilano.
Pero no es todo, la Fiscalía General del Estado (FGE) instaló una red satelital en Cerocahui para los religiosos que habitan en la comunidad y les entregó un teléfono para que tengan comunicación directa con la autoridad.
"Yo me siento tranquilo, con precauciones por supuesto, pero el trabajo no ha cambiado, no ha disminuido, siguen exactamente los mismos movimientos, las mismas comunidades atendidas, el pueblo es el que nos preocupa, sigue con mucho miedo", sostuvo el padre Javier Ávila.
De acuerdo con los religiosos, el pasado lunes 19 de septiembre se reunieron con el titular de la Fiscalía de Chihuahua, Roberto Fierro, quien les dio a conocer que han sido capturados 20 presuntos integrantes del grupo delincuencial de El Chueco.
"Han habido detenciones pero no de la persona indicada, nosotros seguimos esperando, el llamado se los hacemos todos los días, el diálogo y exigiendo que ya nos urge que este sujeto aparezca en escena. Ellos han prometido, han ofrecido que están moviéndose, investigando, rastreando, pero no nos conformamos solamente con promesas y saber que hay operativos, nos conformaremos cuando realmente hayan resultados positivos", exclamó el padre Pato.
“Las detenciones han ayudado a debilitar la red criminal pero aún hay un camino largo para hacer justicia y crear condiciones de paz en la sierra Tarahumara”, abundó el padre Jorge Atilano.
El padre Pato dijo que la presencia de fuerzas y estatales en la región disminuyó, lo que también abonó a la intranquilidad de la gente.
"Le apostamos a la memoria, no al olvido, lo importante es que se mantiene el tema sobre la mesa y eso no lo podemos dejar, eso genera solidaridad, genera preocupación, no nada más en nosotros, en el pueblo mismo", destacó.
Es por ello que la Diócesis de la Tarahumara diseñó un proyecto de reconstrucción del tejido social, cuyo plan de trabajo es a tres años: en el primero se plantea "fortalecer la familia y los jóvenes; en el segundo se trabajará con la comunidad y la cultura; para que en el tercero se fomenten habilidades para la resolución de conflictos".
dr