San Pedro Itzicán: el poblado que muere por daño renal

La eventual mirada del resto del mundo sobre esta comunidad ribereña, sirvió para toparse con otra realidad: la de un pueblo con altos niveles de desnutrición y pobreza.

La ropa aún la lavan en una orilla del lago de Chapala
Maricarmen Rello
Guadalajara /

San Pedro Itzicán, un empobrecido poblado del municipio de Poncitlán Jalisco, se volvió conocido incluso fuera del país debido a la inusitada presencia de enfermedad renal, que en pocos años cobró la vida de unos cuarenta pobladores, niños la mayoría. Hace ya una década que se hicieron públicas las primeras denuncias de sus habitantes, quienes señalaban como responsable de este extraño mal a la contaminación del agua que les provee un pozo y un manantial del que brota agua caliente. Fueron ignorados.

Este 2017 investigadores de la Universidad de Guadalajara ratificaron sus hallazgos: encontraron metales pesados en muestras de orina de la población. Plomo y tungsteno. Estudios previos detectaron una lista aún más larga de sustancias contaminantes en el agua, en la tierra y hasta en los muros de las viviendas. Las autoridades responden que “no hay nada concluyente” y tanto San Pedro Itzicán, como Agua Caliente, Chalpicote y otras localidades de la ribera de lago de Chapala, siguen inmersas en el misterio. ¿Qué los mata?

Todos saben de los enfermos y de los muertos, pero es un fuereño, Enrique Lira, fundador del Foro Socioambiental Guadalajara, quien se ha convertido en la voz que clama en el desierto por ellos, para llamar la atención de la que llama “catástrofe silenciosa”.

La eventual mirada del resto del mundo sobre esta comunidad ribereña, sirvió para toparse con otra realidad: la de un pueblo con altos niveles de desnutrición –similares a los de las regiones más pobres del estado, que son las poblaciones indígenas como lo es esta comunidad-, niños con parasitosis, mujeres que paren bebés con defectos congénitos, de la paradójica pobreza en un paraje de gran belleza y riqueza natural, el imponente lago.

Las noticias eventualmente dan cuenta de su lucha, de las promesas gubernamentales, de lo que mejora con un poco de voluntad: ahora los enfermos ya tienen en qué trasladarse a recibir terapia de hemodiálisis hasta la capital de Jalisco. La apacibilidad del día a día es reloj de arena para los enfermos renales en estadios avanzados e impronta para los retoños de las jóvenes madres, ajenos aun al misterio que se cierne sobre su comunidad y pueblos vecinos.

MC

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