De Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y, por supuesto, México, decenas de personas acudieron a la cita anual, el 1 de julio, de esta pequeña comunidad Seri para celebrar el año nuevo de la etnia y, al mismo tiempo, probar la “medicina” tradicional del sapo Otac, Bufo Alvarius, una especie endémica del desierto de Sonora.
Se trata de un compuesto derivado de una secreción extraída de las glándulas del sapo del río Colorado, una de las 463 especies de batracios que existen en el mundo, pero la única que contiene en sus glándulas las moléculas neurotransmisoras Bufotenina, 5-Meo-DMT, una serie de alcaloides utilizadas por usuarios de sustancias sicoactivas y que hace una década se introdujo en la comunidad como medicina ancestral, con fines terapéuticos de sanación a diversas dolencias físicas, emocionales y espirituales.
Octavio Rettig Hinojosa, conocido en el mundo del chamanismo como El Profeta del Sapo, explica que el “veneno” se extrae de una manera completamente sustentable, es decir, sin hacer ningún daño al animal.
“Es un desalucinogenizante, es algo que te va a quitar la locura de tu mente, todo lo que te saca del aquí y del ahora, lo que no es real. El bufo alvarius vive enterrado 10 meses cada año y en la temporada de lluvias sale a la superficie a reproducirse, a alimentarse y a compartir con nosotros esta medicina ancestral”, cuenta.
El tratamiento cobró más popularidad en abril del 2020, cuando el ex campeón de boxeo de peso completo, Mike Tyson, viajó a Sonora para probar la toxina del sapo y tras vivir la experiencia aseguró que abandonó el vicio del alcohol y las drogas.
Precisamente, este año, turistas extranjeros, así como artistas y políticos mexicanos se dieron cita en la Nación Com Cáac, donde habitan aproximadamente 2 mil indígenas de la tribu Seri, quienes se encuentran hacinados en Punta Chueca, frente a la deshabitada Isla Tiburón.
“Vienen de Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, de todas partes a probar la medicina. Estoy muy agradecido con ver tanta gente porque pensábamos que no vendrían por la pandemia y por el miedo de la enfermedad”, confesó el líder de la comunidad Seri, Enrique Robles Barnett.
“En México tenemos esta bendita medicina del OTAC que, como ya se ha visto con el trabajo del doctor Octavio, tiene unos resultados sorprendentes frente a los tratamientos tradicionales, en casos muy específicos como las adicciones y, lógicamente, también en esta gran necesidad de la humanidad de reconectarnos con nosotros mismos, de encontrar que la salud es nuestro estado natural”, indicó Roco Pachukote, vocalista de la legendaria banda de rock mexicana, Maldita Vecindad.
El artista llegó hace varios meses a la comunidad para hacer lo que denomina como “activismo espiritual”, a fin de apoyar a los pobladores y buscarles una mejor calidad de vida, toda vez que padecen de urgentes necesidades, como la falta de agua potable, el exceso de basura y las adicciones en jóvenes y adultos.
El desafío justamente está en realizar un cambio social para mejorar la salud de los habitantes, cuidando los recursos naturales y compartiendo los saberes ancestrales, explica Rettig.
Rettig, oriundo de Ciudad Guzmán, no sólo aplica la medicina en Sonora, sino que, tras haber sido miembro de la Reserva Activa de la Asociación Naciones Unidas en Venezuela, el doctor y chamán realiza giras en más de 40 países donde aplica sus conocimientos de medicina tradicional, que se enfoca en el uso terapéutico del Bufo Alvarius.
El sapo se fusiona con rapé, un tabaco del Amazonas, que se aspira y que se popularizó en los años 80 entre los usuarios de sustancias psicoactivas y últimamente se le da un uso terapéutico para disminuir síntomas de ansiedad, depresión o adicciones.
“Tratamos principalmente problemas de adicción a la metanfetamina y el cristal. El fallecido jefe de la comunidad Seri, Antonio Robles, en vida me dio la oportunidad de que yo ingresara al pueblo a tratar a su gente y ahora vemos que nos visitan de otros lugares”, asegura.
Es el caso de Oscar Vázquez, quien llegó junto con sus padres desde Houston, Texas, para atender su adicción a las drogas y dejar atrás un pasado oscuro luego de haber estado preso en Estados Unidos.
“Vengo a buscar respuestas que se me han prohibido desde la niñez…Tenía problemas de adicciones con cocaína, cristal, mariguana, pastillas codeína, pero con la medicina haz de cuenta que volví a nacer, una felicidad desde lo más profundo de mi ser. Sonrió, río, algo que tenía mucho tiempo sin hacer”, confiesa.
Para muchos, el sapo significa trascender en el tiempo y el espacio hasta quedar detenido en el aquí y el ahora; significa desprenderse del egoísmo, del sufrimiento y de las adicciones, a pesar del riesgo que implica consumir la sustancia.
“Ya se ha esclarecido el beneficio que el sapo tiene para la depresión y la ansiedad. Hoy en tiempos de pandemia donde las enfermedades emocionales y psiquiátricas han incrementado la tasa de suicidios y la violencia intrafamiliar, esta medicina es una alternativa real para tratar este tipo de enfermedades y padecimientos. Es una solución viable sustentable y creo que va a poner a Sonora y a México en el mapa del mundo”, agregó.
La celebración del año nuevo Seri significó también la sanación para Óscar y el problema de sus adicciones; para Pepe, quien vino desde Monterrey, sanar un divorcio; para Gustavo de Mazatlán, que cargaba con una culpa por la pérdida de su madre; para Norma quien puso fin a su sufrimiento interno.
DMZ