Como era de esperarse, la casa de Saúl Rosales Carrillo está repleta de libros acomodados en estantes y libreros en casi todas las paredes de su hogar, en las que no, tiene fotografías con su familia como momentos permanentes en su intimidad.
No todo ha sido literatura en la vida del escritor lagunero, considerado como un formador de plumas por su pasión al compartir su conocimiento a nuevos escritores.
En su juventud, al no tener estudios se vio en la necesidad de salir de Torreón para buscar mejor suerte. Tal suerte le deparaba varios destinos, el primero llegar a Guadalajara, Jalisco, para estudiar en la Escuela Militar de Mecánicos Especialistas de Aviación del Colegio del Aire, de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Un pasado que no le gusta recalcar, incluso, detrás de una puerta que siempre mantiene abierta, esconde colgados a la pared un diploma y título de estudios militares. En cambio prefiere platicar su gusto por la literatura de izquierda, guerrillas y formaciones socialistas, literatura revolucionaria, sin faltar la poesía, novela y teatro.
Desde el año 2003, Saúl Rosales fue nombrado por la Academia Mexicana de la Lengua (AML) como miembro correspondiente por su trabajo y trayectoria en estudio de la lengua.
El autor más leído por Saúl Rosales es Miguel de Cervantes y Sor Juana Inés de la Cruz, de quien acaba de presentar de nueva cuenta su libro, “Dichos de Sor Juana”, dentro del homenaje que le hicieron al nacido en Torreón, Coahuila, por parte de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) el pasado 16 de octubre, por su labor en la gestión cultural, docencia y fomento a la lectura.
¿Por qué no siguió su carrera militar?
Si ves, esos diplomas están detrás de la puerta, es lo que menos me interesa de mi vida, pero gracias a eso de todas maneras desperté. No es algo que me avergüence aunque hay motivo para hacerlo pues el Ejército ha cometido atrocidades. Fue una etapa en la que supe el valor de la libertad, entendí que la disciplina quita mucha libertad, la aherroja.
¿Cómo fue ese salto de lo militar a la literatura?
Me gradué del colegio militar y me mandaron a trabajar al Hangar Presidencial como mecánico de aviación, en un contrato por tres años en la Fuerza Aérea, ahí me empecé a adentrar a la literatura sólo como lector, allá por 1963.
Estuve en la fuente cultural del periódico El Día y me puse en contacto con estudiantes de la UNAM, que ahora son escritores importantes y que luego me invitaron a dar clases en la capital.
¿Le hubiera gustado estudiar en la UNAM?
Sí, claro. Lo que pasa es que no podía estudiar porque mis padres dependían de mí, yo no podía dejar de tener mi trabajo porque enviaba algo de efectivo. Lo que rescaté fueron las amistades que formé con estudiantes de la carrera de Letras Españolas, ahora Filosofía y Letras, con los cuales aprendí muchísimo de literatura.
¿Le tocó en la capital el movimiento del 68?
Desde tiempo atrás incursioné en militancia política de izquierda. Me tocó el movimiento del 68 pero yo desde antes participé en marchas del 66 en contra de la guerra en apoyo a Cuba, a Granada, Panamá y a Vietnam, lo que fue caldo de cultivo para lo del 68. Eso me alejó un tanto de la literatura y me regresé a Torreón luego de más de 20 años fuera y me enfoqué de nuevo y hasta di clases en diferentes universidades de la región.
De todas las palabras que ha escrito, ¿cuáles describen a Saúl Rosales?
Me puedo describir como una persona con visión ‘pesimista’ de la vida, pero contrasta fuertemente con mi ‘optimismo’ revolucionario, creo que la humanidad da pasos a estados superiores con fuerzas revolucionarias que llegan y transforman la sociedad. Me muevo en esa dualidad, tengo un sentido pesimista de la vida pero estoy seguro que el mundo me necesita para su transformación.
¿Actualmente escribe algo?
Estoy escribiendo sobre la Malinche, ya que es un personaje que tiene que ver con las primeras expediciones de la conquista en México y la tachan de traición. La Malinche nace en el sureste del país, allí la recogen los españoles y empieza a trabajar con ellos. A nadie traiciona Malinche, ya que en la conquista, en ese momento México era sólo el imperio de Moctezuma, Malinche no era Mexica, era de la tribu Popoluca.
¿Hasta cuándo piensa seguir escribiendo?
Ser escritor es un oficio que uno puede llevar hasta su lecho de muerte. Incluso puede ser como Cervantes Saavedra, que hasta en su lecho siguió escribiendo.
CALE