Este miércoles fueron sepultadas las 11 personas masacradas por un grupo del crimen organizado en el ejido Nueva Morelia municipio de Chicomuselo, Chiapas.
A través de un comunicado el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), informó que de las 11 personas asesinadas 5 eran del sexo femenino y 6 masculino, además de que dos eran catequistas de la iglesia católica.
“Desde el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, junto a organizaciones de la sociedad civil hemos venido denunciando de manera reiterada la situación de violencia que se vive en el estado de Chiapas e insistido en las graves afectaciones e impactos contra la población civil que se encuentra rehén de las disputas por el control del territorio por parte de la delincuencia organizada en la región Fronteriza y Sierra”, cita el documento.
Asimismo la organización civil refirió que los testimonios señalaron que los enfrentamientos en la región de la Sierra comenzaron desde el viernes 10 de mayo en las localidades de Lázaro Cárdenas y Nueva Morelia, ambas del municipio de Chicomuselo, situación que demás originó el corte del servicio de energía eléctrica y telefonía.
La organización defensora de derechos humanos también enfatizó que al igual que en ocasiones anteriores, la masacre originó el desplazamiento forzado de un número indeterminado de familias y que “al día de hoy alertamos que esta violencia se extiende a otras comunidades vecinas”.
Ante este escenario, exigió al Estado mexicano no reducir la masacre a solo abrir una carpeta de investigación, sino que debe garantizar la debida diligencia de esta, así como proporcionar asistencia a todas las víctimas.
“Tanto el Gobierno Federal como el Estatal tienen la obligación urgente de proteger a la población civil en medio de la agudización de la violencia en la región Frontera y Sierra, que está dejando como saldo graves afectaciones y riesgos a la vida, seguridad e integridad física, mental y emocional”, puntualizaron.
Es importante recordar que el pasado 4 de enero grupos antagónicos de la delincuencia organizada se enfrentaron en Nueva Morelia, dejando como saldo el desplazamiento forzado de más de 700 personas.
Además de que este ejido se encuentra dentro de una región estratégica para el control y extracción de los recursos minerales, pues en el territorio se localiza la Mina Ampliación La Revancha, operada de acuerdo con testimonios por grupos criminales.