Para Eduardo Acevedo de 50 años de edad, el ser sepulturero desde los 15 años, es un trabajo que en un principio lo hacía por necesidad, pero ahora con el tiempo le ha tomado gusto por asistir a los familiares para despedirse de su seres queridos que ahora descansan en este campo santo.
"Mucha gente dice que los sepultureros no tenemos sentimientos, pero claro que tenemos, porque tenemos familia y sabemos que un día u otro nos vamos a morir”, mencionó.
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Destacó que el oficio no es sencillo debido a que aparte de contraer una enfermedad al sacar los restos de las tumbas también son víctimas de espantos por seres de ultratumba.
"Una vez estaba trabajando en la noche estaba puliendo un monumento y cuando apague mi máquina para pulir empecé a escuchar unas risas de unos niños jugando muy cerca de mi, que me paró rápido y sentí que venían atrás de mi, la verdad me espante mucho", mencionó.
Mencionó que a pesar de lo macabro del oficio segura que siempre le darán más miedo los vivos que los muertos.
"Hay veces que salgo en la noche y la verdad si da miedo por qué luego asaltan, pero la verdad a los fantasmas como le haces corres pero no les puedes pegar porque son transparentes", puntualizó.
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HCM