De un inventario de un millón de vacas que tiene Durango en el registro, la Unión Ganadera Regional del Estado estima que un 35 por ciento está en situación crítica, por lo que de no llover en los próximos quince días, éstas últimas comenzarán a “caer” ante la falta de pastos y agua en las zonas de agostadero, donde el índice de mortalidad crecerá.
Así lo advierte Rogelio Soto Ochoa, presidente de esta agrupación ganadera, que frente a este escenario catastrófico sostiene que esta sequía, que transita en su tercer año consecutivo sin precipitaciones, está por convertirse en la peor de los últimos 30 años, incluso a la que se dio en el 2011, más cuando a diferencia de entonces hoy no se cuenta con un Fondo Nacional de Desastres Naturales y todos los apoyos a la ganadería han desaparecido con el gobierno de la 4T.
- Te recomendamos El 85 % del territorio mexicano enfrenta condiciones de sequía Comunidad
Recuerda incluso la más reciente visita de David Monreal, entonces Coordinador General de Ganadería de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) a nivel nacional, y ahora candidato de Morena al gobierno del vecino estado de Zacatecas, cuando a la presentación de proyectos de sustentabilidad presentados como Ciudad Pecuaria, no tuvo ningún recato al responderle: “Te felicito Rogelio por todos los buenos proyectos y todas las ganas que tienes de trabajar, pero no son las ideas que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador”.
Como referente, el miércoles pasado, el gobierno de Durango presentó al gobierno federal la solicitud de Declaratoria de Emergencia para los 39 municipios de la entidad, de los cuales en un 30 por ciento de estos ya se padece la sequía extrema, lo que representa un impacto a las actividades económicas de dichas regiones y en otros tantos una amenaza con un desabasto de agua para consumo humano en 4 mil 197 comunidades; 215 pozos secos, canales de riego sin nivel de agua.
Advierte el dirigente que de no llover en los siguientes quince días, estas 350 mil cabezas de ganado corren el riesgo de enfermar y morir de inanición, pues los ganaderos ya no cuentan con dinero para poder adquirir alimento que llevarles, pues si bien hacen un esfuerzo para comprar agua en grandes bidones, el solventar más gastos es imposible.
Destacó el esfuerzo que hace el gobierno de Durango para comenzar a llevar a las asociaciones ganaderas locales suplemento alimenticio a un costo de 3 pesos por kilo, cuando su valor en el mercado es 8 pesos, por lo que les está subsidiando con 5 pesos.
No obstante, admite que esto es insuficiente, pero al menos se ve la voluntad de ayudar, pues las autoridades también sufren la omisión y olvido del gobierno federal al no radicar los recursos que necesita, por lo que estos apoyos serán “un mejoralito, para la jaqueca”.
Una alternativa viable, rápida y de bajo costo, citó, es que se haga una excepción por parte de la Comisión Nacional del Agua en el decreto de veda para la perforación de nuevos pozos agrícolas, pues en este caso se busca sacar agua a profundidad en las zonas del Valle del Guadiana, Poanas y Vicente Guerrero para atender no sólo las necesidades de llevar agua al ganado, sino incluso para satisfacer las necesidades del consumo humano que también ya comienzan a padecer en esas regiones.
Citó que la veda no aplicaría aquí porque en muchos de estos sitios mencionados no existe a kilómetros un pozo de riego, que ese es el sustento del decreto de prohibición. Por otro lado, explicó que mientras un pozo de riego es de 8 a 9 pulgadas de diámetro, en el pozo de abrevadero va de 1 a 1.5 pulgadas y con este darle la posibilidad de beber agua a 180 cabezas de ganado.
Por otro lado, dijo que la intención de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de Durango, de construir bordos de abrevadero es buena, pero resulta poco efectiva cuando no hay garantía si ese bordo va a contener una agua de la que no hay certeza que llegará, mientras que a la perforación de un pozo que cuesta 120 mil pesos a lo mucho tarda un mes para que esté dando agua.
Adelantó que esta propuesta ya fue presentada al gobernador José Rosas Aispuro y hará lo propio al director general de Conagua, Germán Martínez, a fin de destrabar este “candado” legal que impide la perforación de pozos, pero en condiciones de sequía extrema como la que está viviendo el estado de Durango, se deben considerar como viables.
Santa Clara: muerte y desolación
Ubicada en la zona del semidesierto y a 211 kilómetros de la capital de Durango, el municipio Santa Clara guarda algo de optimismo y sus ganaderos como agricultores se preparan en dos escenarios: esperar que ahora tengan “mejor cielo” y lleguen las lluvias o para amortiguar la peor de las tragedias a causa de la sequía que se ha prolongado por tercer año consecutivo.
Al arribo a esta comunidad se observan labores de preparación de tierra, pues muchas parcelas están barbechadas y entre suelos pedregosos se aprecia la rastra que hace surco a la espera de la humedad suficiente y con ello, tener lista la semilla que les dé esperanza de un recomienzo tras dos años sin precipitaciones, pues todavía en el 2018 hubo lluvias tardías, crecieron las matas de frijol, maíz y avena forrajera, pero les vino una helada temprana que acabó con todo, según relata Noé Guangorena Cruz, presidente de la Asociación Ganadera Local.
Explica que en su asociación son 700 pequeños ganaderos y ya muchos están resintiendo esta sequía que no veían desde 2011 cuando se les murió todo el ganado y salvo casos excepcionales vendieron casi a remate sus vacas para obtener algo de dinero.
“Apenas nos íbamos recuperando, la gente tiene necesidad de vender su ganado que estaba engordando para la exportación, pero ya se nos empezaron a morir las vacas”, dijo.
Sostiene que las cosas pintaban bien, cuando no hace mucho le cerraron la frontera a Zacatecas a la exportación con Estados Unidos y Canadá por encontrar ganado enfermo, por lo que en breve comenzará en Durango la campaña de la brucelosis y tuberculosis bovina y cumplir con los requisitos que exige la USDA (Departamento de Agricultura y Ganadería de Estados Unidos), sin embargo, la ventana de oportunidad para colocar su ganado se ve amenazada con esta sequía.
Por si fuera poco, añade que en este retiro de subsidios y programas federales, le “pegó” también a la Confederación Nacional Ganadera, cuando todavía en 2018 gozaban como socios de un Seguro de Vida por 40 mil pesos con el que se ayudaba a sus familias para gastos funerarios, mismo que en 2019 se redujo a la mitad y de ahí en marzo de este 2021 año les notificaron que había sido cancelado.
En un recorrido por MILENIO, Noé mostró los dos cementerios de ganado que fueron hechos en el 2011 tras la fuerte sequía que acabó con gran parte y que ahora el escenario puede ser el mismo o peor, ya que es ahí el destino final que le espera al ganado que enferma por la falta de la proteína que le proporciona la pastura y agua, para luego morir en los corrales cuando son traídos del agostadero con la esperanza de reanimarlos.
En estos se aprecia ya el tiradero de reses muertas, algunas ya en los puros huesos cubiertos por el pelaje y secas; mientras que en otras evidencian su reciente depósito y afloran con los órganos internos que se convierten en un festín por el que compiten parvadas de buitres que bajan carroñeros a aprovecharse de los despojos.
El panorama es desolador, no están muy lejos unos metros entre los despojos de unas vacas y otras, el olor es insoportable, nauseabundo, olor a muerte. Igualmente, sostiene que de 60 bordos de abrevadero que tienen en Santa Clara, acaso diez cuentan con algo de agua de lluvia retenida que cayó esporádicamente en años pasados, pues la gran mayoría están ya agrietados y secos, por lo que los ganaderos van trasladando a sus vacas a las zonas de siembra para poder darles algo de comer de lo que quedan de residuos de algunos brotes.
El panorama se torna crítico cuando el único arroyo que alimenta de agua corriente está seco, es el río Santiago, que nace en Zacatecas y recorre hasta este municipio; sin embargo, está el cauce triste, con agua verdosa, que se ha estancado en el tiempo al dejar de correr aguas arriba.
Como sustituto a la falta de pastizales en los agostaderos, los ganaderos acuden a los vecinos municipios de Juan Aldama y Miguel Auza, lo mismo que a la zona menonita de La Honda a comprar pacas de rastrojo y tazole, que son los residuos que quedan de las cosechas frijoleras y de forrajes a un precio de 50 a 60 pesos cada una, mismo que mezclado con pollinaza les ayuda con algo de alimento de muy baja calidad para sobrevivir su ganado.
Al respecto, el director de Desarrollo Rural en el municipio y ganadero, Sergio Carranza Galindo, sostuvo que el panorama es de muerte y el municipio a través de las gestiones que hace la alcaldesa son ante el gobierno estatal a fin de ayudar con algo de suplemento alimenticio debido a las circunstancias extremas en que está esta zona del estado de Durango.
“Nuestra presidenta municipal Abigail Frayre Carranza nos ha apoyado bastante con las gestiones ante el gobierno para que como productores podamos tener algo de suplemento alimenticio, pues estamos en una circunstancia muy crítica, ya que en el 2011 no veíamos algo similar, pero a estas alturas la estamos viendo más dura, más cuando del gobierno federal no tenemos absolutamente ningún apoyo”, dijo.
Refirió que el panorama es aún más complicado cuando el agua que tenían en los abrevaderos o jagüeyes se ha escaseado, pues es el último “banco” de agua que les quedaba y los pozos a cielo abierto que hay se están secando, pues los niveles de agua están bajando en forma drástica.
AARP