"En una ocasión iba de regreso de la escuela en el transporte público; el hombre que se sentó a mi lado puso su mochila sobre sus piernas y se comenzó a masturbar, invadió mi espacio y mi integridad"…
Arely Becerril, estudiante de psicología de la UNAM, es, como millones de mujeres en México, víctima frecuente de acoso y agresiones sexuales en el transporte público; a sus 18 años, lo ha sido en más de una ocasión.
Por ello, hace poco más de tres meses el Gobierno de la Ciudad de México comenzó la entrega de aproximadamente 150 mil silbatos antiacoso para usarlos cuando las mujeres se sientan agredidas; de esta manera se disuade al agresor y alertan que necesitan ayuda.
A pesar de los esfuerzos de la estrategia 30/100, la directora del Instituto de las Mujeres-CdMx, Teresa Incháustegui, reconoció que los silbatos han sido una medida insuficiente, pues no se ha alcanzado “la masa crítica” en usuarias del Metro, por lo que ya se trabaja en nuevas acciones para continuar con el combate de este delito.
En los primeros 100 días del programa solo fueron detenidas 178 personas acusadas de abuso y acoso sexual, es decir, casi dos agresores por día, y se iniciaron 188 carpetas de investigación por abuso sexual; sin embargo, ninguna denuncia estuvo relacionada con la utilización del silbato antiacoso.
En la CdMx los tocamientos de pubis, glúteos y senos constituyen más de 70 por ciento de los casos de acoso en el transporte público; incluso, dentro de estos lugares se han llegado a presentar violaciones.
En entrevista con MILENIO, Incháustegui manifestó que en la mayor parte de los casos las agresiones sexuales se cometen contra mujeres de entre 20 y 30 años, y diez por ciento son menores de edad.
A través de los reportes levantados por las usuarias, el Inmujeres-CdMx ha detectado que las agresiones sexuales se producen principalmente en las zonas con aglomeración de personas y en horas pico, la mayoría en vagones mixtos de las estaciones Balderas, Pantitlán, Pino Suárez e Hidalgo, aunque no significa que en las otras no se presenten casos.
Precisó que este delito se presenta en las salidas y entradas a los vagones, y puntualizó que de los agresores, 60 por ciento tiene entre 18 y 40 años, mientras que 33 por ciento tiene entre 41 y 60 años; otro de los modus operandi es cuando las mujeres suben las escaleras y el acosador les toma fotografías.
“Las mujeres sufren mucho acoso; incluso un chiflido como que lo normalizan, no sienten que es una agresión, por eso ya no denuncian, y cuando lo hacen no tienen una respuesta positiva por parte de las autoridades”, señala Arely.
La estudiante de psicología asegura que cuando intentó denunciar a uno de sus acosadores, en el Ministerio Público le solicitaban testigos, además de las características específicas de su agresor, entre otros requisitos; al no contar con ellos, la investigación no procedió.
Otro de los problemas para no atreverse a denunciar es la “falta de tiempo”, ya que al tratarse de un procedimiento tardado que requiere paciencia, las víctimas de acoso sexual prefieren dejarlo pasar y continuar con sus actividades.
En este sentido, Incháustegui indicó que se busca que ya no sea necesario el camino del derecho penal, que obliga a la víctima a probar el daño y por lo tanto a someterse a una serie de pruebas, sino que se realice con la mayor sencillez.
Usuarias del Metro consultadas por MILENIO coincidieron en que ninguna ha presentado denuncias cuando ha sido agredida, ni tiene un silbato antiacoso y dos tienen en su celular la aplicación Vive Segura. Esta plataforma, que se encuentra también en versión web, sirve para levantar reportes de violencia que pueden ir desde lo más simple como silbidos, comentarios ofensivos, fotografías sin consentimiento y miradas lascivas, hasta propuestas sexuales, persecución y violación.
Arely es una de las más de mil mujeres que han descargado esta aplicación en su dispositivo; asegura que frecuentemente ha recurrido a ella, por lo que su celular se ha convertido en la mejor arma, pues ha reportado desde falta de iluminación en su colonia hasta hechos violentos.