Siete años pasaron de aquella promesa del ex alcalde de Ciudad Madero, Adrián Oseguera Kernion, actual diputado federal, donde anunció con bombo y platillo la construcción de una plaza comercial con cine incluido en un predio de su propiedad, el cual ahora es un foco de peligro para los vecinos de ese lugar, pues su abandono y deterioro es nido de malvivientes y corre riesgo de incendio intencional, como han ocurrido en los últimos días en la zona sur.
Las vecinas de la colonia Unidad Nacional, en Ciudad Madero, viven con temor constante ante el riesgo de un posible incendio en un edificio y predio abandonados en el bulevar López Mateos casi esquina con Calle 10, propiedad de la familia Oseguera y que colindan con sus viviendas, donde aseguran que estudiantes se meten a fumar y hasta hay fiestas clandestinas.
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Y es que en julio del año 2018, cuando Adrián Oseguera Kernion iniciaba como alcalde electo de Ciudad Madero en su primera gestión, anunció que en este lugar se instalarían desde locales comerciales, restaurantes y hasta salas de cine, y sería el primer proyecto que impulsaría en su gestión.
Se trata de la plaza comercial Samara, que se ubicaría sobre boulevard Adolfo López Mateos casi esquina con calle 10 en la colonia Jardín 20 de Noviembre, donde se ubicaban las oficinas de Telecable, el cual tendría inversión de 250 millones de pesos.
El proyecto contemplaba también un estacionamiento subterráneo y generaría 400 fuentes de empleo directas.
Se pretendía iniciar la obra en noviembre del 2018 por parte de inversionistas neoleoneses y mano de obra cien por ciento maderense.
Sin embargo, a casi 10 años de este anuncio, la realidad es otra para los residentes de la privada San Luis, quienes están preocupados porque el inmueble, que lleva años desprotegido y sin mantenimiento, se ha convertido en un refugio para personas que se drogan y hacen fiestas.
El edificio, ubicado sobre el bulevar López Mateos, casi esquina con la calle 10, fue en su momento sede de una empresa de televisión por cable, pero tras su cierre hace más de una década, el lugar ha quedado en el abandono.
Desde entonces, tanto la estructura como el terreno han permanecido sin vigilancia, lo que ha permitido que crezca la maleza en sus alrededores y se abran accesos sin restricciones al interior de la construcción.
Getsabet Aguirre señala que a raíz de esta situación, varias personas, principalmente estudiantes de preparatoria y secundaria, ingresan para hacer desmanes, como el fumar, arrojando las colillas de cigarro que pueden desencadenar a un incendio al hacer contacto con el pasto seco.
Por su parte Miriam Ruiz, otra vecina afectada, asegura que esta construcción ya ha sido reportada en diversas ocasiones, incluso una vez se hizo un escrito esperando que Protección Civil acudiera, porque hay superficies del edificio que se están desmoronando, además hay vidrios rotos que han caído sobre la banqueta.
A nombre de habitantes, ambas vecinas esperan que el alcalde Erasmo González Robledo, escuche sus peticiones y no esperen a que ocurra un siniestro, pues el riesgo en la propiedad de los Oseguera es real.
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SJHN