Las ciudades modernas se encuentran bajo una presión sin precedentes para adaptarse a un entorno en constante cambio, impulsado por desafíos como la pandemia de covid-19, el cambio climático y las crecientes desigualdades sociales (Caragliu, Del Bo, & Nijkamp, 2011; Townsend, 2013). Estos factores han puesto en evidencia la necesidad de reinventar el modelo de desarrollo urbano tradicional.
En este contexto surge la visión de las Smart Cities o ciudades inteligentes, un concepto que propone no solo modernizar la infraestructura, sino también transformar la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con el entorno urbano (Siebel, 2019; ONU-Hábitat, 2023).
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La transformación digital se ha convertido en el motor fundamental de esta evolución, permitiendo que las ciudades del futuro sean más resilientes, inclusivas y sostenibles.
Sin embargo, ser una ciudad inteligente no solo implica adoptar tecnología avanzada, sino también integrar una visión centrada en las personas y en el bienestar colectivo. La tecnología debe ser una herramienta que no solo mejore la eficiencia operativa, sino que también aborde temas de equidad y calidad de vida para todos los ciudadanos (BID, 2020; Siebel, 2019).
De la crisis a la oportunidad: lecciones de la pandemia
La pandemia por el covid-19 evidenció la vulnerabilidad de las ciudades ante emergencias sanitarias y desastres.
En todo el mundo, los sistemas de salud, transporte público y redes de apoyo comunitario fueron llevados al límite, demostrando que las ciudades no estaban preparadas para enfrentar una crisis de tal magnitud (Florida, Rodríguez-Pose, & Storper, 2021).
Además de las deficiencias físicas, la pandemia resaltó una realidad profunda: la desigualdad en el acceso a recursos tecnológicos y digitales.
Millones de personas quedaron rezagadas debido a la falta de acceso a servicios digitales básicos. Esto muestra que, si bien la tecnología tiene un gran potencial para mejorar nuestras vidas, también puede exacerbar las desigualdades si no se implementa de manera inclusiva y justa (O’Neil, 2016; OMS, 2021).
La transformación digital como impulsor de Ciudades Inteligentes
Durante la pandemia, las ciudades que ya habían adoptado tecnologías como Cloud Computing, Big Data, el Internet de las Cosas (IoT) y la Inteligencia Artificial (IA) mostraron una mayor capacidad de adaptación ante los nuevos desafíos.
Estas herramientas no solo mejoraron la eficiencia en la gestión de servicios públicos, sino que también permitieron recopilar y analizar datos en tiempo real, facilitando una toma de decisiones más informada y ágil (Kitchin, 2014; Batty, 2018; Siebel, 2019).
Tecnologías como el Cloud Computing se han vuelto esenciales en la infraestructura digital de las ciudades modernas, ya que permiten gestionar grandes volúmenes de datos, optimizando recursos y mejorando la movilidad y el consumo energético (Foro Económico Mundial, 2023; Domingos, 2015).
México y su liderazgo en Ciudades Inteligentes
México ha asumido un papel clave en la agenda global de ciudades inteligentes y sostenibles. A través de la Resolución HSP/ HA.2/Res.1 de la ONU-Hábitat, México impulsó la creación de un grupo de expertos internacionales dedicados a desarrollar guías para el diseño de ciudades inteligentes centradas en las personas (ONU-Hábitat, 2023).
Esta resolución destaca la importancia de que el desarrollo urbano tecnológico tenga un enfoque inclusivo, donde la tecnología beneficie a todos los ciudadanos sin aumentar las desigualdades.
Como el primer mexicano con la capacidad de integrar las piezas en los Centros de Innovación para el Futuro de las Ciudades Inteligentes, tienes la oportunidad de fortalecer el papel de México en este ámbito, orientando los esfuerzos hacia una infraestructura digital que fomente la equidad y mejore la calidad de vida de los habitantes (ONU-Hábitat, 2023, pp. 5-7; ONU-Hábitat, 2023b).
Centros de innovación: el futuro de las Ciudades Inteligentes
Para que las ciudades inteligentes cumplan sus promesas, es crucial contar con Centros de Innovación que impulsen la investigación, el desarrollo y la implementación de tecnologías urbanas avanzadas.
Estos centros deben ser no solo laboratorios de innovación, sino también espacios de colaboración entre el sector público, privado y académico (Foro Económico Mundial, 2023).
Como pionero en esta área, tienes la oportunidad de coordinar estos esfuerzos para maximizar el impacto positivo de las tecnologías en las ciudades.
Los Centros de Innovación pueden convertirse en motores de desarrollo sostenible si se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la economía circular, promoviendo la reducción de residuos, el reciclaje de recursos y la eficiencia energética (Brown, 2012; Baños, 2018).
El futuro: innovación tecnológica y bienestar humano
Los proyectos Neurabitat y la Neurouniversidad son ejemplos de iniciativas orientadas hacia el bienestar humano mediante la tecnología. Neurabitat busca crear un ecosistema urbano donde la tecnología esté al servicio de las personas, mejorando su calidad de vida mediante soluciones inclusivas.
La Neurouniversidad, por su parte, se enfoca en formar líderes y especialistas en tecnología y sostenibilidad urbana, garantizando que el conocimiento y la innovación estén al alcance de todos los ciudadanos.
Estas iniciativas reflejan la visión de un desarrollo urbano en el que la tecnología y el bienestar humano avanzan de la mano (ONU-Hábitat, 2023).
Las ciudades inteligentes del futuro serán aquellas que encuentren un equilibrio entre tecnología, sostenibilidad y justicia social, garantizando que cada ciudadano se beneficie del progreso y forme parte del bienestar colectivo (Frankopan, 2018).
aarp