Para Martina Nieto Sánchez, víctima del derrumbe de la iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero, la vida ya no volvió a ser la misma, ya que luego de presentar tres fracturas, quedó dependiendo de manera permanente de un andador para poder moverse.
A sus casi 80 años y a un año de que se registró la tragedia donde perdió a cuatro familiares, que fueron tres sobrinas y una niña pequeña de tan solo siete años de edad, afirma que ya está en paz con Dios y que ha perdonado a los responsables.
Dice que recuerda con tristeza aquel día ya que jamás se imaginaron lo que iba a suceder y que sus vidas cambiarían por completo. Además de sus pérdidas ha tenido que lidiar con la frustración porque ha perdido gran parte de su movilidad a causa de las secuelas.
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“Dicen que el padre y la iglesia son los responsables, pero yo digo que fue un accidente, yo ya los he perdonado, en todo caso si hay un responsable tuvo que ser un arquitecto, si es que hay uno. Todos los días rezo y agradezco por este año más de vida, después de la terrible vivencia que tuvimos”.
Es maestra jubilada y ahora ha tenido que quedarse de por vida con el uso de un andador. Los dolores son constantes por las noches, ante las lesiones que tuvo. Definitivamente afirma que su vida ya no volvió a ser igual.
Testimonio de víctima de derrumbe en Ciudad Madero
La profesora Martina contó cómo ocurrieron los hechos trágicos el 1 de octubre. Estaba en el pasillo central de la iglesia de la Santa Cruz mientras el padre ponía la cruz en la frente de los bautizados, cuando se escuchó un fuerte estruendo, como si fuera una bomba y todo se vino abajo.
“Se escuchaban gritos, llanto, desesperación, algo horrible, una jovencita le pedía a su mamá que no se muriera, yo ya no ví a mis sobrinas que estaban junto a mi, quedé encapsulada bajo el concreto entre las bancas, que fue lo que me salvó, pero a la vez, un dolor insoportable en mi hombro, solo gritaba ayuda, que seguía viva”.
Asegura que fue de las primeras en ser sacadas de la iglesia derrumbada, pero esto no quiere decir que las cosas fueron fáciles. Primero hicieron hoyos a pocos metros de ella y con lámpara poco a poco fueron ubicando a los atrapados. El espacio era muy reducido pero finalmente la sacaron en camilla.
La mandaron al Hospital Regional de Pemex, pero al no ser derechohabiente, solo la estabilizaron y pidieron una ambulancia del Issste, que tardó en llegar para que finalmente la atendieran en el nosocomio correspondiente.
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A un año del desplome de la losa en la iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero y la gran tragedia, que dejó como saldo 12 personas sin vida y decenas de heridos, el dolor del alma sigue latente, las lesiones aún no sanan, ni ha desaparecido el deseo de justicia…
La doctora Diana Castillo Ruiz de 31 años no olvida ese día, ya que perdió a 10 personas entre familiares y amigos, pero sobre todo a su pequeña hija Ana Victoria de siete años, la cual solo acudía al bautizo de su hermanito Iván…
Es una fecha que jamás olvidarán, pues se quedó grabada en la memoria y el dolor les marcó el corazón.
Manifiesta que es lamentable cómo para el Gobierno de Tamaulipas, la Diócesis de Tampico y sobre todo para la Fiscalía de Justicia del Estado todo acabó el día de la desgracia, jamás los volvieron a buscar y solo se limitaron a decir que fue un accidente y que no existe delito que perseguir.
Familiares de personas que fallecieron y resultaron lesionadas, señalan que continuarán buscando justicia.
Ya requieren apoyo, culpables hay, y no se le puede dar carpetazo a una situación que causó tanto daño y dolor.
SJHN