Gabriela Hernandez Copca, madre de Naydelin, se sujeta el cabello y acuesta con cuidado a Naydelin, su hija que será intervenida el próximo 5 de julio en el Hospital del Niño DIF, en donde personal médico se encuentra listo para recibirla y extirpar el tumor que tiene en su cerebro.
Naydelin tiene un poco de dolor de cabeza, tras haber caminado unos pocos pasos, por lo que se recuesta, se quita su gorro tejido en color rosa, y asegura que se siente desesperada por no poder salir a jugar como antes, pero en un instante, se dice a ella misma que es una guerrera y que saldrá pronto de esta situación.
"Ya quiero salir a jugar, me siento encerrada, pero pronto me van a operar en el Hospital del Niño DIF donde me dice el doctor que pronto saldré a jugar porque soy una guerrera", expresa mientras en suspiro profundo sale de su pecho.
Su mamá le quita los calcetines y prende una vela más en el altar que tiene en la entrada de la habitación de Naydelin, dedicado a San Juditas, santo en el que confía en lo más profundo de su ser.
"Me siento nerviosa y hasta me duele aquí", dice, mientras aprieta su pecho, "pero sé que todo saldrá bien con mi hija, porque he recibido ayuda, bendiciones y apoyo de parte del Hospital del Niño DIF y del doctor que la va a operar, Dios se lo ha puesto en su camino y sé que estará muy bien", dice, mientras se toma el cabello tratando de hacer una lista de todas las personas que la han apoyado para este proceso.
"Los médicos me han dicho que es una operación riesgosa, muy delicada, pero confío en que ella va a estar bien y sólo tengo palabras para agradecerle al Hospital del Niño DIF, al doctor que ha sido muy amable y me ha apoyado muchísimo, así como todas las muestras de solidaridad que he recibido en este tiempo, como los tatuadores, Ramón Guerrero, los motociclistas de México, la gente de mi pueblo, es que hay muchísima gente que me ha apoyado y quiero agradecerles", expresa Gaby, antes de ir a la cocina para darle un poco de gelatina a la hermana de Naydelin, de un año de edad.
Sobre su cama, Naydelin pide un cuaderno para dibujar e inquieta dice que ya desea que llegue el día de la operación, "porque ya no quiero estar encerrada", mientras su mamá le explica que deberá estar así un tiempo ya que necesitará recuperarse después de que salga de la operación.
"Hace poco más de una semana le dio un dolor muy fuerte de cabeza, se quería como convulsionar y se la llevaron en ambulancia a urgencias, me dieron medicamento para disminuir el dolor, provocado por el tumor".
"Tengo mucho cuidado de que no salga, porque no camina muy bien y se marea mucho, por lo que tiene que estar acostada ya que le duele la cabecita, por lo que debo controlar bien eso", expresa Gaby, quien proyecta adecuar la habitación de Naydelin para que tenga las mejores condiciones en cuanto salga de la operación.
En su habitación, hay una sola ventana "misma que debo arreglar, además de pintar las paredes y ponerle puerta, para que no le vaya a entrar nada de aire, porque he guardado de lo que he recibido para comprar algunos materiales que me han pedido en el hospital, así como para arreglar su habitación".
"El dinero es de mi hija y lo ocuparemos para que esté bien, porque no sabemos si se vengan más gastos, pero quiero lo mejor para ella", expresa, no sin antes confesar tener miedo, "porque estoy consciente de que no será una operación sencilla, porque me han dicho qué consecuencias podría tener, en la que se incluye su vida, porque la operación es delicada", expresa.
"Los días pasan y cada vez siento la opresión en mi estómago de los nervios, pero se que todo saldrá bien", dice, mientras tapa a Naydelin, quien en su deseo por salir a jugar se levanta de la cama sin zapatos, "pero no me pasará nada, porque saldré bien de mi operación ya que soy una guerrera", se repite, antes de volverse a subir a su cama a ver caricaturas, y esperar el día de su operación.