Las protestas antigubernamentales en Sri Lanka, que provocaron la dimisión del presidente Gotabaya Rajapaksa, cumplieron 100 días este domingo.
Pese a la dimisión del presidente, señalado como el culpable de la crisis económica que azota a esta isla del océano Índico, los ánimos siguen caldeados, y los manifestantes dirigen ahora su cólera hacia su sucesor, Ranil Wickremesinghe.
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La campaña para exigir la renuncia de Rajapaksa, bautizada "Aragalaya" ("lucha") y organizada en las redes sociales, inició el 9 de abril, cuando decenas de miles de manifestantes de todo el país comenzaron a acampar frente a su oficina en la capital, Colombo.
La manifestación debía durar dos días pero los organizadores, sorprendidos por una afluencia mayor de la prevista, decidieron mantener el campamento indefinidamente.
El 9 de julio, los manifestantes tomaron por asalto el palacio de Rajapaksa, que huyó a Singapur, desde donde anunció oficialmente su dimisión el viernes.
El parlamento elegirá al nuevo presidente el 20 de julio. El primer ministro, Ranil Wickremesinghe, que asumió como presidente interino, es el gran favorito para sucederle.
"Ya son 100 días desde que todo comenzó", escribió en Twitter este domingo uno de los manifestantes más activos en las redes, Prasad Welikumbura.
"Pero estamos aún lejos de un cambio de sistema. #GoHomeRanil", añadió Welikumbura quien, como otros manifestantes, exige también la dimisión de Wickremesinghe.
"Estamos discutiendo con los grupos que participan en la Aragalaya para dirigir la campaña contra Ranil Wickremesinghe", dijo a la AFP un portavoz de los manifestantes.
El presidente interino ordenó al Ejército que haga todo lo posible para mantener el orden, y el lunes se enviarán refuerzos de la policía y el Ejército a la capital para garantizar la seguridad alrededor del parlamento, de cara a la votación del miércoles.
UM