Trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México suspendieron las obras de restauración e investigación en Chichén Viejo, uno de los 13 complejos habitacionales al sur de la zona arqueológica de Chichén Itzá, en Yucatán, por un conflicto con una familia hotelera, que se oponen a la realización de dichas labores.
“Propietarios de un hotel de la familia de los Barbachano cerraron el acceso a Chichén Viejo, ocasionando problemas y atrasos, ya que el INAH y la Secretaría de Cultura federal pretenden reinaugurar el sitio el 2 de septiembre próximo”, reveló este lunes a EFE un funcionario federal que declinó identificarse.
El servidor público advirtió que ese nuevo problema con la familia, conocida por ser dueña de terrenos en regiones arqueológicas del estado, pondría en peligro la reapertura de la ciudad prehispánica.
Sin embargo, el director de la zona arqueológica de Chichén Itzá, el arqueólogo José Francisco Osorio, manifestó que el problema podría resolverse pronto. Confirmó que por el momento el paso a la zona arqueológica de Chichén Viejo o Serie Inicial sí está suspendido.
El conflicto con la familia hotelera
Desde el jueves pasado, empleados del Hotel Hacienda Chichén, propiedad de la familia, cerraron el acceso a la zona arqueológica de Chichén Viejo.
Además, pegaron en los árboles una manta con un aviso: “Propiedad privada. Los invasores serán procesados conforme a la ley".
Esa medida complica que los investigadores, restauradores y empleados del INAH puedan continuar las labores finales en ese complejo habitacional, donde vivió un personaje de élite de la cultura maya.
La familia Barbachano tiene gran presencia en el estado, donde es una de las figuras más importantes del sector turístico.
El empresario hotelero Fernando Eugenio Barbachano había denunciado en marzo de 2022 asaltos por gente armada en dos de sus hoteles más emblemáticos en Chichén Itzá.
En 2010, el gobierno de Yucatán compró a la familia de los Barbachano 83 hectáreas de la zona arqueológica de Chichén Itzá con un valor de 220 millones de pesos, casi 13 millones de dólares.
Para el INAH federal, esa compra representó un paso importante para sentar nuevas bases para el mejor disfrute del sitio y la cultura maya de los visitantes nacionales y extranjeros.
ST