Las muertes por la pandemia en Tamaulipas están por triplicar el número de homicidios causados tanto por la violencia como los imprudenciales.
El rebasó la estadística de fallecimientos que se registran en la entidad por asesinatos y accidentes, según datos oficiales. Y es que mientras el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp) reportaba este año un acumulado de 973 homicidios, la Secretaría de Salud reporta un registro de 2 mil 825 tamaulipecos que perdieron la batalla contra el covid-19.
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En el primer caso, se trata de 472 homicidios dolosos (intencionales) y 501 culposos (accidentales) según el registro del Sesnsp. A su vez, entre las muertes dolosas destacan las cometidas por arma de fuego, donde son mayoría las producidas por arma de fuego, teniéndose ahí 288.
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Por arma blanca perdieron la vida 47 personas y por “otro elemento” 137. Respecto a los decesos que se produjeron de forma culposa, sumaron 309 por accidentes, en su mayoría de tránsito y 192 por “otro elemento” sin embargo es un dato que no detalla, aunque incluye negligencias o descuidos.
La dependencia también contabiliza diez feminicidios en el estado, mismos que son considerados una causa de muerte dolosa pues llevan implícita toda la intención de privar de la vida a una mujer.
En cuanto a la numeraria de las muertes por la pandemia de coronavirus, Tamaulipas registraba hasta la mañana de este domingo 2 mil 825 decesos y en su mayoría corresponden a personas mayores de sesenta años de edad, en un 51 por ciento.
A su vez, el grupo de la población en edad económicamente activa, es decir, de los 20 a los 59 años de edad, presenta un 45 por ciento de los fallecimientos y el resto corresponde a menores de cero a 20 años de edad.
Y es que este padecimiento también le ha arrebatado la vida a niños y jóvenes, aunque se ha demostrado que adquiere una mayor letalidad a medida que se tiene una edad más avanzada. En la actual crisis sanitaria siguen muriendo más hombres que mujeres, en una proporción de seis de cada diez, contra apenas cuatro de mujeres, según información oficial.
En Tamaulipas, el año pasado estaban en primer lugar en causa de muerte las enfermedades del corazón, seguidas por la diabetes mellitus y los tumores malignos.
Los homicidios representaban la cuarta causa de muerte, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Basó el Inegi su información de los registros administrativos generados a partir de los certificados de defunción suministrados por las oficialías del Registro Civil, los Servicios Médicos Forenses y de los cuadernos estadísticos suministrados por las Agencias del Ministerio Público.
Muertes sin paz, las más dolorosas: tanatólogos
El covid-19 no debe robar nuestra paz, señaló Rosy Segura Gutiérrez, psicóloga y tanatóloga. Aunque reconoce que 2020 ha sido un año de grandes dificultades por causa de la pandemia y la sociedad presenta muchos problemas emocionales, llama a no dejarse llevar por la angustia y la desesperanza.
Debido a la contingencia, la especialista detectó el aumento de consultas y la solicitud de apoyo a través de redes sociales. La tanatóloga indicó que finalmente la manera en que el humano muera, siempre será dolorosa, pero hay que procesarlo y rescatar de ese ser amado lo bueno, valores con los que se guió; sabiduría, respeto y humildad.
“Que las familias se perdonen, que se digan cuánto se aman, que limen cualquier aspereza, pero que el covid no robe nuestra paz”. Por su parte el también tanatólogo, Roberto Gamaliel Saldívar Silva, dijo que la pandemia deja una gran secuela en los deudos.
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“Este es un duelo más allá de la pérdida del ser amado, tiene las características de un desastre natural, con la diferencia que sucede en mi familia y no veo en otros pase lo mismo, eso también da un sentimiento de frustración y coraje. No es lo mismo cuando se pierde a un marino en altamar a causa de alguna tormenta”.
Recomendó acercarse a personal preparado en este tipo de trastornos emocionales y que tienen conocimiento de la fisiopatología en estos pacientes. “Al no existir despedida queda el dolor de no haber dicho tantas cosas que se deseaba decirle a ese ser amado, lo que complica poder resolver ese dolor”.
lpr