Ya son casi siete décadas de que Tampico libra el impacto de un huracán, pese a su ubicación geográfica que lo hace vulnerable a la actividad ciclónica en el Golfo de México.
Un 19 de septiembre de 1955, el ciclón Hilda dejó la peor devastación que haya sufrido la zona y marcó un parteaguas en materia de protección civil, porque no existían alertamientos de riesgo a la ciudadanía.
“La historia es cíclica, lo que sucedió puede pasar de nuevo, ya que es una zona donde año con año hay altas probabilidades de que ocurra lo de 1955 y el cambio climático puede ser un factor para que lo vivido sea peor”, estima el historiador Francisco Ramos Alcocer.
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La Historia del Ciclón Hilda
El autor del libro “La Historia del Ciclón Hilda”, señala que el suceso marcó a toda una generación que vivió en la cuenca del río Pánuco y Tamesí, sumando ya 69 años sin que llegue otro huracán, pero considera que a la fecha no se han tomado las medidas suficientes para minimizar un impacto como ese.
“De que viene, viene en algún momento y no estamos preparados, no se han hecho simulacros, no tenemos algún tipo de alertamiento para cuando ya tengamos el ciclón a punto de pegar, y en el momento que pega, de ahí en adelante ya es otra cosa. Si nos pasa lo que ocurrió en Acapulco, va a ser un desastre”.
Ramos Alcocer narra que en 1955, los ciclones Gladis, Hilda y Janeth tocaron tierra en las costas del Golfo de México, fenómenos que, aunados a una temporada de lluvias copiosas, provocaron una saturación de agua en el suelo, que desbordó ríos y causó una inundación sin precedente.
“Ha sido considerado como el peor desastre de México en el siglo XX, nunca se había vivido una situación como esa. La ciudad después de ser impactada por el Hilda, a los once días se empezó a inundar escalando a niveles desastrosos, con miles de damnificados”.
Menciona que el gobierno, en todos sus niveles, no estaba preparado para un desastre de este tipo, sin embargo, Estados Unidos envió un portaaviones en el momento más álgido, salvando a más de seis mil personas de perecer ahogadas.
“Fue una experiencia dolorosa para toda la población, pero también el detonante para la Secretaría de la Defensa, pues se convirtió en la semilla de lo que hoy es el Plan DNIIIE que continúa vigente como un plan de respuesta en caso de afectaciones por fenómenos naturales”.
Francisco Ramos realizó una investigación durante 22 años para descubrir qué sucedió y dejar un testimonio a las futuras generaciones, que pueda servir para salvar vidas, “ya que la historia es cíclica”, reitera.
En su libro se lee que, de acuerdo con el testimonio del médico veterinario Luis Sánchez Osuna (+), padre de la historiadora Pilar Sánchez, “cuando impacta un huracán cerca de Tampico, afecta una zona de 180 kilómetros aproximadamente, aunque su radio de acción puede ser mayor”.
Un huracán en Tampico HOY sería funesto: Investigador
El escritor advierte que actualmente, un huracán sería funesto para toda la región, ya que la zona conurbada ha crecido y falta mucho por hacer en materia de protección civil.
“Ahorita los ciclones, en seis horas pueden pasar de categoría uno a cinco; entre la falta de seguridad por parte de la autoridad y de cultura de protección civil en cada familia, nos podemos ver muy afectados; no es como en Yucatán que hasta los niños saben qué hacer, aquí piensan que la base extraterrestre los va a proteger”.
Hace ver que aún sin el impacto de un huracán, el sur de Tamaulipas colapsa con tres horas de lluvias intensas, en lo que llama “inundaciones relámpago”, que no se podrán resolver mientras no se construyan drenes.
“Esto también se puede generar durante un huracán, más aparte la marea de tormenta, el nivel del agua va a subir de cuatro a seis metros en algunos puntos y nadie va a poder controlarlo, y peor si es en la noche”.
No hay que esperar, dijo, a que ocurra una tragedia para tomar consciencia del peligro.
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SJHN