Tarjetas navideñas, negocio en declive de Santo Domingo

Los dueños de las imprentas de Santo Domingo solían dividir el año por temporadas, diciembre era la más fuerte con la impresión de tarjetas navideñas; ahora, dicen, solo hay temporadas de hambre. 

Las más de 20 alacenas de Santo Domingo lucen casi vacías en época navideña.
Algunas imprentas utilizan el sistema offset o digital, pero en el caso de la imprenta Morales prefieren mantener el aire del viejo oficio e imprimir
Adriana Cobos
Ciudad de México /

A tres cuadras del Zócalo capitalino, las máquinas de las imprentas de Santo Domingo siguen engrasando, pero no con tanta frecuencia como hace 20 años, menos en época navideña.

Desde hace 15 años, el negocio de la impresión personalizada de tarjetas navideñas ha disminuido, hoy, de las más de 15 alacenas que permanecen en República de Brasil, solo una sigue recibiendo encargos de este tipo.

"Antes, desde noviembre se empezaba a juntar la gente aquí, se juntaban de a 50 personas por día, uno no se daba abasto", recuerda Eduardo Peña, dueño de la imprenta Estrella desde 1990.

En ese pequeño stand de madera, equipado con la antigua impresora y llena por los cuatro lados de coloridos diseños de tarjetas, el señor Peña recuerda que hace 20 años, los que se dedicaban al negocio de la imprenta, dividían el año en cuatro temporadas: mayo, el mes de las comuniones; junio, el de las tesis; julio, las graduaciones y diciembre, el de las tarjetas navideñas.

"Ahora también hay temporadas, pero de hambre", dice entre risas el señor Peña.

Antes del boom de internet, familias, profesionistas y pequeños negocios acostumbraban acudir a la antigua plaza de Santo Domingo para elegir las tarjetas que darían esa Navidad o Año Nuevo.

Los dueños de las imprentas acudían a los expendios de papel, en donde había un catálogo de tarjetas con al menos 50 diseños navideños. La tarjeta solo se vendía decorada: una nochebuena, un pesebre, un nacimiento o un árbol de Navidad, el trabajo del impresor era plasmar los buenos deseos en ella.

"Yo tenía un catálogo con versos que los clientes podían elegir para poner en sus tarjetas, pero si el cliente traía su propio verso, le cobraba un poquito más", dice Peña.

¿Los versos más populares? "Que la paz del Señor reine en su casa el próximo año" o el típico "Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo", según Eduardo Peña, este es el más sencillo, pero el más sincero.

Los versos existían de diversos tamaños, tipografías y colores, pero desde hace cinco años que el dueño de la imprenta Estrella dejó de exhibir el catálogo en su tienda.

"Es valiente el que decide invertir en la compra de tarjeta navideña, uno ya no le gana ni la cuarta parte", dice.

De acuerdo con el dueño de la imprenta Estrella, en los años noventa, del 20 de noviembre al 24 de diciembre hacía impresiones en 60 mil tarjetas, ahora solo 10 mil en el mismo período.

Otros impresores, como Alberto Zúñiga de la imprenta Géminis prefieren no comprar la tarjeta en los expendios de papel y diseñarlas ellos mismos en casa. El procedimiento es el siguiente: ellos diseñan la tarjeta en su computadora y a través de la impresión digital u offset imprimen el número de tarjetas que ellos calculan venderán ese año.

"Así no arriesgamos y no perdemos, si perdemos es muy poco", dice el dueño de la imprenta Géminis.

Otra de las razones por la que algunos de los dueños de las imprentas prefieren hacer ellos mismos el diseño de la tarjeta navideña es porque los expendios de papel han desaparecido. De las cinco casas comerciales, tan solo quedan dos.

El dueño de la imprenta Géminis enlista las casas distribuidoras de papel que ante sus ojos han ido desapareciendo "la Atlántida, otra que se llamaba Ángel, Aro, Monarca y Partisa. Las de ahorita ya no sé cómo se llaman".

Pero el pasaje de la plaza de Santo Domingo no es el único rinconcito en el que permanece este antiguo método de impresión, en República de Cuba, a la vista, sobreviven tres imprentas. Éstas tienen máquinas más grandes, todas offset, pero máquinas viejas.

El dueño de la imprenta Carbajal, Pedro Lemus Garay, reconoce que la máquina que utiliza es de 1970 y que a veces se atrasa en el trabajo porque a su vieja Amaco se le necesitan cambiar los rollos de tinta cada vez que la impresión que se quiere lograr tiene un cambio de color.

Las nuevas impresoras offset, las más modernas, no necesitan cambios en el rollo de tinta, con tan solo meter el papel y esperar una hora sale la impresión completa de un ciento de hojas. Con la vieja Amaco, el señor Lemus tiene que esperar tres horas para que termine la impresión de un ciento de hojas.

Lemus es uno más que ya no le apuesta a la impresión de tarjetas navideñas, ya que no es costeable.

"Tendríamos que tener una venta extraordinaria de tarjetas, pero demasiadas, para que yo me animara a hacerlas. Es raro el cliente que viene a pedirme cientos de impresiones de tarjetas navideñas", dice.

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Mientras los del pasaje de la plaza de Santo Domingo esperan a que les 'caigan' pedidos decembrinos, los de República de Cuba hacen su agosto con la impresión de calendarios.

El encargado de la imprenta Morales explica que por 100 calendarios cobra 450 pesos, eso con el diseño ya incluido, pero si el cliente quiere un diseño en específico el precio aumenta "un poquito más", dos mil 700 pesos el millar.

"Mejor esto que las tarjetas navideñas, esas ya ni yo me acuerdo cómo se imprimen", dice entre risas.

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