Tener “perrijos”no representa un trastorno mental

Especialistas coinciden en que el tipo de trato tan cercano hacia un animal en específico, principalmente en perros y gatos, ha aumentado considerablemente en la última década.

Resalta que la mayoría de las personas que prefieren tener perrijos. (Mauricio Román)
Jorge Maldonado Varela
Torreón, Coahuila. /

El afecto por una mascota llega a considerarse a la par que el que se tiene a un familiar cercano. Acciones como celebrar su cumpleaños con un buen pastel, dormir en la misma cama que el dueño, bañarlo en la regadera, tenerlo vestido, en fin, una humanización allegada en las nuevas generaciones que han forjado los término “Perrijos”.

Sin embargo, ¿qué tan bueno o malo puede llegar a ser esto? 

Especialistas coinciden en que el tipo de trato tan cercano hacia un animal en específico, principalmente en perros y gatos, ha aumentado considerablemente en la última década, en tanto, actualmente no se le relaciona con algún desequilibrio mental.

A decir de la psicóloga Marimar Centeno Aranda, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), son las parejas jóvenes principalmente quienes prefieren cuidar a una mascota, que cargar con la responsabilidad que conlleva el cuidado de un bebé, lo cual no representa algún tipo de trastorno o desequilibrio emocional.

Tener perrijos no está considerado como un trastorno mental. Teniendo a la familia como base de toda sociedad, y entre los cambios que pasan las nuevas generaciones es que un porcentaje considerable de la sociedad decide no tener hijos, pero siguen con esa necesidad de maternar y prefieren la menor responsabilidad al criar a un animal”.

Resalta que la mayoría de las personas que prefieren tener perrijos en casa forman un vínculo que se convierte en una relación donde el dar y recibir afecto animal trae consigo un bienestar emocional, sin embargo, sin llegar a los extremos de abandonar las obligaciones sociales y laborales por atender a la mascota.

“Si la persona que tiene esos comportamientos decide ocupar su tiempo, energía y su economía en la mascota, puede experimentar sensaciones de bienestar, que en términos psicológicos es bueno para su salud mental, siempre y cuando no dejen de lado sus funciones cotidianas por cuidarlo”, compartió la especialista.

La otra cara de la moneda 

Por su parte, Grisel Plata, presidenta de la Asociación Lagunera de Defensoría Animal, considera que las personas con ‘perrijos’ suelen tener un exceso de humanización, sin tomar en cuenta que al igual que los humanos, los animales merecen respeto a su naturaleza y a su identidad.

“Puede existir afecto entre una persona y una mascota, siempre y cuando se tomen en cuenta las necesidades físicas y psicológicas de un animal. Necesita espacio físico y ejercicio, no tanto lujos, ya que hay casos donde los perros viven encerrados, inseguros, frustrados”, opinó.

Aunado a eso, asegura que en muchos casos, los perrijos dejan de recibir el afecto humanizado que tienen en un inicio y pueden llegar al abandono.

“Así como aumenta el gusto por tener perrijos, definitivamente en el otro extremo está también el trato a los animales como objetos o cosas, que al paso del tiempo llevan a la gente a deshacerse de los mismos con la misma facilidad que los adquirieron, como si fuera un mueble”, resaltó la animalista lagunera.

Buscan adiestramiento

Silvia Quintero Sánchez, entrenadora canina y fundadora de la Escuela de Entrenamiento CANMEX, es testigo del crecimiento del número de  personas que buscan un adiestramiento básico en sus perros, además asegura que hay casos donde existe un fuerte apego con sus dueños comparada con una dependencia, más cuando se trata a un perro como a un hijo.

Una dependencia que genera en el animal estrés y ansiedad cuando el dueño no está cerca, rompiendo así con un equilibrio entre las actitudes de un animal y las obligaciones de un ser humano, que ocasiona actitudes destructivas en la mascota.

“Es bueno el apego, más no el hiper apego, donde el perro ya no puede vivir sin su dueño, eso hace que sufra y genere conductas destructivas por la ansiedad de no tener cerca a su cuidador, lo cual hace que el animal se entretenga con algo, destruyendo lo que se encuentre, por ejemplo”, detalló.

Ante esto, señala que existen enseñanzas básicas de obediencia en los perros que en los últimos años ha sido más solicitado por la gente, se trata de las enseñanzas caseras, de las cuales se puede partir para un entrenamiento más avanzado.

“La gente ya busca que su mascota tenga un comportamiento tranquilo en casa, que obedezca las órdenes como el ‘sentado’, ‘quieto’, ‘echado’, que no destruya, que no ladre, entre otras conductas para que se buscan para que en casa no desarrolle malos hábitos como brincar, morder, ladrar o convivir con otros canes”, añade la especialista en perros.

Asimismo, Carlos Cardona, quien junto a Silvia Quintero fundaron CANMEX, en su experiencia considera que son menos de 10 años los que apuntan a un aumento de personas con perrijos, principalmente con el auge que ha tenido el programa de televisión donde un encantador de perros’ literalmente cambia conductas en las mascotas, a las cuales cada día se les humaniza más.

Aumenta la convivencia

“Ha aumentado mucho la convivencia tan cercana entre el perro y el dueño, donde la humanización es mucha hacia las mascotas. Considero que es un fenómeno que se viene arrastrando en los últimos cinco o seis años, y más con la influencia de la televisión con César Millán que fue uno de los primeros programas que tienen que ver con perros”, dijo.

Al respecto, añade que a su parecer el peor dueño es aquel que no tiene tiempo para su perro, que a pesar de que pueda tratarse como un humano, el tiempo que se le ofrece es poco y por ende, resultan actitudes destructivas.

“El peor dueño es aquel que no tiene tiempo para cuidar al perro, aquellos que se hacen de uno por tener un espacio grande o porque habrá alguien que medio lo saque a pasear. Lo peor es tener un perro sin tener tiempo para su atención”, comparte el entrenador.

Respecto al tiempo que se le debe invertir en atender una mascota, este variará según variables como la raza y el tamaño del perro, “la cuestión es tener activo al perro, ponerle disciplina, sacarlo a pasear, adaptar al perro al lugar donde vivirá o darle un espacio”, añadió

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