Viviendas abandonadas existen en todo el país. Particularmente en Torreón, parecen encontrarse en diversos sectores sin mediar nivel socioeconómico. Zonas como Santa Sofía, Viñedos de la Vega, Real del Sol, Monterreal, Campo Nuevo, Zaragoza, entre otras, se encuentran en el abandono, deshabitadas, convirtiéndose en el oasis de vándalos, drogadictos, hasta en el refugio amoroso de jóvenes adolescentes que encuentran ahí el espacio para dar rienda suelta a la pasión.
Los contrastes resultan evidentes cuando justo a escasos doscientos metros, luce imponente el nuevo centro comercial MercaAbastos.
Quizás muchos de los compradores a este comercio son habitantes de colonias como Viñedos de la Vega o Real del Sol, rumbo al ejido Santa Fe, compuestas por cientos de viviendas, de las que se dicen, la gran mayoría.
Recorrer por la mañana la calle Núcleo del Sol en la colonia Viñedos de la Vega, es ver múltiples casas en el abandono, vandalizadas muchas de ellas; es dar un recorrido donde la expresión del pseudo arte urbano hecho grafiti en las paredes de casas, sólo es un reflejo de la experiencia de vida de sus habitantes.
“De donde están los jacales les traje unas tarimas. ahí se meten pinches mocosillos con las morrillas en la noche. También se meten marihuanillos; estaba limpio y ahora está lleno de basura y papeles; Yo les grito que dejen dormir, porque ahí andan con su fiesta a altas horas de la madrugada”, expuso don Blas, que trabaja como vigilante en una colonia cerrada en San Ignacio.
Junto a la casa de Don Blas, se ubica una vivienda evidentemente deshabitada. No hay barda frontal, no tiene puertas, no tiene marcos en las ventanas, no tiene registro en drenajes, ni cableado y evidentemente no cuenta con electricidad ni servicio de agua. Como tampoco tiene barda trasera, es el sitio perfecto para los vecinos para cruzar de una calle a otra sin rodear: “Puta K..” es la pinta que da la bienvenida a esta casa.
Cuadras más adelante, una vivienda más. De un solo piso y con rastros evidentes de que se había presentado un incendio. Basura, escombro, olores fétidos, los huecos de las puertas y ventanas cubiertos por blocks. Las miradas trasparentan desconfianza, cansancio, desgaste.
Más que niños o niñas, lo que se ve en las calles son perros callejeros, algunos son guardianes de las casas que quizás en algún tiempo fue su hogar y quedan dormidos a la espera de que se oculte el sol.
aarp