Uno de los trabajos más respetados y a su vez noble, debido a que son quienes se encargan de dar a los familiares de los fallecidos un último adiós digno y respetuoso, son los empleados funerarios, el hecho de esta exposición entre muertos ha dado cabida a situaciones que podrían espantar al más valiente, tal como las que exponen en Torreón, Coahuila.
Juan González, empleado de 'Funeraria González', aseguró el recinto donde trabaja es el más antiguo de la ciudad con 101 años, teniendo él una trayectoria de 59 años dedicándose al embalsamiento y labores de conducción del vehículo fúnebre, compartió algunas anécdotas de terror que a lo largo de sus funciones ha experimentado.
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El muerto que gritó
El chofer platicó que una madrugada, cuando Semefo estaba en el Hospital Universitario, fue a recoger un cuerpo que falleció a consecuencias de un escopetazo, detalló que se disparó por debajo de la quijada, quedando destrozado.
Juan explicó que en aquella ocasión, después de recoger el cuerpo, condujo solo, además de que no tenía puesta la radio, iba en silencio total, y teniendo en cuenta que la madrugada es desoladora en cuestión de transeúntes y tráfico, fue ahí en ese trayecto que escuchó al muerto pegar un grito.
"Acomodo el espejo retrovisor para verlo, me bajo y abro la puerta y digo, 'si el muerto se va a levantar, que se vaya al diablo la carroza, yo me voy corriendo', como puedo, entre nervios, termino la labor. Y al otro día le pregunté al doctor, y según la explicación que me dio, fue que al muerto le entró aire y tocó sus cuerdas vocales provocando ese ruido", explicó.
Perversión desde el más allá
El trabajador detalló que hace muchos años, en la Clínica 16, fue él solo en la noche al sótano del lugar, dónde se encontraban los cadáveres para la recolección, no obstante, agregó que en ese momento el lugar se encontraba completamente solo y a oscuras.
"Yo dije 'pues solo hago mi trabajo y ya', a lo que 'vengo, vengo' y seguí haciendo mis cosas, pero si pone nervioso ese tipo de ambiente", agregó.
Explicó que comenzó a quitarle los tornillos a una caja de madera, quitó la tapa y le dió la espalda al muerto, el cual tenía los brazos cruzados y estaba tapado con una sábana, cuando de pronto, el trabajador siente en uno de sus glúteos un golpe.
"Hijo de su madre, salí corriendo hasta donde había gente, y tartamudeando les expliqué que un muerto me había dado una nalgada, y pues todos se rieron, me acompañaron enfermeras y doctores, y buscando la lógica, según me explicaron el muerto estaba calientito, no tenía mucho tiempo de fallecido, y pues se le zafó un brazo de la camilla, fue por un resbalón", relató.
La señora que quería que la enterraran con el muerto
El empleado fúnebre relató que antes se acostumbraba que fueran 3 carros de ruta al cortejo junto con el chofer de la carroza, siendo en total 4 conductores, "nosotros cargábamos la caja, llegábamos al panteón, y nosotros serios, haciendo nuestro trabajo colocamos la caja en el pozo".
"Entonces la señora, la viuda, se arrimó y comenzó a forcejear que se quería aventar con la caja al pozo, pero nosotros la agarramos, gritaba una y otra vez 'yo me quiero ir con él', y en una de esas que se nos zafa y que se cae adentro, cayó, y en menos de un segundo ya estaba gritando 'sáquenme, sáquenme', la ayudamos y dimos la vuelta, la verdad nos fuimos a reír como a media cuadra, son cosas que salen de repente".
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