A partir de la pandemia en 2020, el estacionamiento de una plaza comercial ubicada frente al área de urgencias de la clínica 16 del Instituto Mexicano del Seguro Social en Torreón, se ha convertido en una larga sala de espera de familiares de personas que son llevadas a esta área de atención médica.
Decenas de personas se congregan durante la noche en la banqueta, unos parados y otros recargados en sus coches y en la madrugada pernoctan dentro de ellos, sin embargo, durante el día frente a las temperaturas que rondan en los 38 grados, la mayoría busca un refugio en sombra.
No obstante, la intolerancia aparece y guardias de la plaza comercial Santa María sobre la calle Jazmines y esquina con bulevar Revolución, aparecen para dispersar a los congregados y esperanzados familiares que esperan noticias de su paciente, pues tienen prohibido estar en este lugar de locales comerciales, salvo aquellos que compran algún refresco o medicamento en la farmacia de ahí, que tienen el "privilegio" de permanecer 15 minutos, según relatan mismos afectados.
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Pero el problema también se presenta en los cajones exteriores del estacionamiento que dan a la calle Jazmines, pues su ocupación por la gran afluencia de pacientes, trabajadores y personas es durante las 24 horas los siete días de la semana, lo que ha generado el acumulamiento de basura diversa que tiene no días, sino semanas o quizá meses sin ser removida, convirtiéndose en un factor incluso de contaminación, que es paradójico al estar frente a un ente que ofrece salud.
Ahí están, sin moverse, bajo los carros, en los espacios entre una unidad y otra una serie de desechos que van desde pañales desechables, vasos de plástico, envolturas de paletas, cajas vacías de medicamentos, botellas de refresco, cubrebocas, colillas de cigarro, popotes y hasta zapatos olvidados, sin que nadie se atreva a limpiar, pues la plaza comercial sólo se ocupa de su estacionamiento por el que cobra 25 pesos por hora, pero de su área exterior no.
También influye la cultura de la limpieza y el orden, pues no se entiende el porqué la gente no asume ese compromiso de recoger la basura que genera y depositarla en un cesto, como tampoco se atiende que el IMSS haga lo propio y menos al departamento de Limpieza municipal que también tiene parte de culpa.
El escenario es desagradable, pues el cúmulo de estos desechos no ayuda mucho al estado de zozobra que guardan familiares de internados en la sala de urgencias del IMSS y que aguardan en este sitio, pues lejos de encontrar algo de paz, se ven invadidos entre los guardias que los hostigan y la basura que los rodea.
aarp