El legado de la comunidad china que venció al odio

A 110 años de la masacre

El acto de desagravio que efectuará Andrés Manuel López Obrador el próximo 17 de mayo traerá consigo un nuevo capítulo en esta historia.

El negro pasaje histórico de la matanza de 303 chinos en Torreón abre la puerta a reflexionar. (Especial)
Luis Alberto López
Torreón, Coahuila. /

El negro pasaje histórico de la matanza de 303 chinos en Torreón abre la puerta para reflexionar no sólo sobre el hecho que amerita un espacio en la memoria colectiva, sino también de la aportación que esta población le hizo a La Laguna desde lo económico hasta lo cultural

Para comprender la situación primero debemos revisar el origen de la llegada de estos pobladores de ascendencia asiática. El libro Torreón: un ejemplo de la inmigración a México durante el porfiriato, autoría de Diana Urow Schifter, nos permite conocer esto y el crecimiento de esa población conforme avanzó la primera década del siglo XX. Entre las causas está que debido a grandes sequías a lo largo de su territorio que derivó en hambrunas entre la población por ser su principal actividad la agricultura y la pesca. 

“Todo esto aunado a la presencia de siete potencias extranjeras asentadas en su territorio, y a la decadencia de la dinastía Manchú, así como a la inseguridad política que ésta trajo consigo, fueron las principales causas internas que favorecieron la emigración china”. 

De tal manera que su salida ocurrió primero al estado norteamericano de California, pues vieron una oportunidad ante la demanda de mano de obra barata para la construcción de caminos y el tendido de vías del ferrocarril. 

“A México los inmigrantes chinos empezaron a llegar masivamente hacia finales de la década de 1880. Este hecho se vincula con la invitación del gobierno de Porfirio Díaz para que los extranjeros, y en especial los chinos, vinieran a establecerse en zonas poco pobladas de la República Mexicana, así como con el cambio en la política migratoria de los Estados Unidos, que en aquellos años comenzó a cerrar sus puertas a la inmigración china, específicamente con la expedición del Acta de Exclusión de 1882”, puntualiza la publicación. 

En ese sentido, expone también que en 1900 el censo hecho en Torreón reveló que había 28 chinos y en todo Coahuila eran 202, sin embargo, para 1910 creció hasta 759 y de los cuales alrededor de 600 vivían en La Laguna. 

“La gran mayoría de los inmigrantes chinos en Torreón se dedicaba a la horticultura. Sus huertas se encontraban al oriente de la ciudad en una zona llamada “El Pajonal”. El resto, como en otras ciudades del país, se dedicaba al comercio, principalmente de abarrotes o de artículos de importación; unos más trabajaban en restaurantes: había quienes eran cocineros o meseros, y otros que eran propietarios; había también planchadores y lavanderos”. 

La investigación refiere también que en las primeras décadas de su llegada los chinos optaron por mantenerse alejados de la sociedad y no contraer matrimonio con mexicanas, sin embargo eso cambió en la década de los años veinte e incluso algunos adquirieron la nacionalidad mexicana.

Aporte a la agricultura, comercio y cultura

El historiador y director del Archivo Municipal “Eduardo Guerra”, Carlos Castañón Cuadros, detalla que hay un antes y un después para la colonia china de la masacre ocurrida el 15 de mayo de 1911.

“Es muy importante destacar que la colonia China fue próspera, pacífica y laboriosa que con su cultura crecieron e hicieron crecer a Torreón. Aumentaron la oferta de bienes y servicios como por ejemplo las lavanderías en que se especializaron y aportaron también gran valor a través de las tiendas de abarrotes, comercios y hortalizas en el Mercado Juárez”. 

Indica que, a diferencia de otros tipos sociales en Torreón, los chinos se asociaron desde el punto de vista mutualista como una comunidad. “Todos los que tenían tienda se juntaban como sociedad, compraban a escala los productos y eso les permitía ofrecer mejores precios que las grandes tiendas de aquella época”. 

Destaca también que esta colonia fue pionera en la siembra de hortalizas a pequeña escala con una variedad no vista antes de frutas y verduras en El Pajonal, lo que hoy son las colonias Nuevo Torreón y San Marcos, además de una parte del Bosque Venustiano Carranza. 

“Sembraron no nada más para el autoconsumo, sino para darle de comer a la población. Esto lo tenemos muy claro porque en 1892 un chino empresario de nombre Foon Chuck compró el hotel junto a la estación de Torreón y el veía problema para surtir el restaurante, incentiva la creación de El Pajonal y van a ser sus compatriotas chinos quienes empiecen a sembrar las hortalizas”. 

Su labor en la agricultura también está documentada en el libro Entre el río Perla y el Nazas: La China decimonónica y sus braceros emigrantes, la colonia china de Torreón y la matanza de 1911 y el cual establece que incluso los inmigrantes identificaron a Torreón como Tsai-yüan, cuyo significado es el Jardín de las verduras. 

Otro de los puntos que resalta la publicación tiene que ver con el banco que establecieron al mismo tiempo que esta población obtuvo el rango de ciudad en 1907. 

El inmueble ubicado sobre la avenida Juárez hoy sigue en pie como uno de los edificios históricos más emblemáticos de esta ciudad centenaria.

“Un aspecto poco conocido fue que desde Torreón se impulsó la creación de un banco como parte de una estrategia internacional para unificar no solamente económicas, sino también sociedades o comunidades. En este caso Kang You Wei tuvo la visión empresarial y social de crear un banco que uniera el puerto de Hong Kongcon el puerto de Mazatlán, de ahí La Laguna hacia Estados Unidos”, añade Castañón Cuadros. 

Sin embargo, tras los hechos acontecidos en mayo de 1911 la colonia china no nada más perdió a la mitad de su población que en ese entonces rebasaba las 600 personas, sino también sus establecimientos fueron saqueados y eso llevó que algunos abandonaran la ciudad y otros decidieron quedarse porque habían echado raíces. 

“Esta comunidad fue capaz de reconstruirse e integrarse a la sociedad de Torreón de manera exitosa. Eso sí: discreta, callada y sin muchos aspavientos como los españoles que hacían fiesta para todo”, dice el historiador. 

Tomar su lugar luego de la masacre 

El libro Las dos Repúblicas. Una aproximación a la migración china hacia Torreón 1924-1963, establece que pese a la masacre de 1911 lograron destacar en la economía local y hacer comunidad. De tal modo que lograron adoptar símbolos y posiciones en las instituciones vigentes a principios del siglo pasado. 

Aunado a eso, se autodenominan como una colonia propia y posteriormente conforman la Unión Fraternal China

“El caso de Juan Wah es paradigmático, pues su lugar social lo indica: estaba en la lista como socio suscriptor de la Cámara Nacional de Comercio de La Laguna, otro ejemplo de búsqueda e integración lo dan Melesio W. Chia y Juan Wong, al ser conocidos y respetados integrantes de la Logia Simbólica, también el caso de Juy Kin Fu, quien logró con su negocio de abarrotes “La Vencedora” un amplio servicio y aceptación a la comunidad lagunera”, expone el libro.

Con respecto a la aportación de los asiáticos a la región y pese a la sombra de los clubes antichinos en los años veinte y treinta, Castañón Cuadros puntualiza que participaron de manera activa en el 25 aniversario de la fundación de Torreón en 1932 y donde salieron a las calles para mostrar su cultura como parte de un desfile y años más tarde contribuyeron para remodelar la plaza principal de Gómez Palacio, Durango. 

Menciona que durante décadas la comida fue un aporte a la cultura lagunera que dejaron los chinos e incluso fueron construidos espacios para consumir su cocina, aunque con el paso de los años cerraron en algunos casos por la inseguridad o para cambiar de giro. 

“Durante décadas en Torreón la comida de estilo cantones o cantonesa se quedó en la ciudad y tan así que llegaron a construir restaurantes como el Palacio Chino frente a la Alameda que lamentablemente cerraron en tiempos de inseguridad y otro en la calle Blanco”. 

Afirma que uno de los aportes vigentes tiene que ver con que siguen en la región los apellidos de origen chino y que abonan a la diversidad que tiene la población lagunera. 

“No hay en un salón de clases, un área de trabajo o entre nuestros conocidos y amigos un apellido Wong, Lee o Fong. Es decir esos apellidos son tan chinos como laguneros y mexicanos que nos habla de que corre una sangre china en los habitantes que quiso ser borrada, sí y que pese a todo eso reforzaron esa gran raíz histórica”.

La casa del dolor ajeno, autoría del escritor Julián Herbert, sirve para comprender lo que ocurrido hace 110 años cuando en el contexto de la Revolución Mexicana y que le costó la vida a 303 chinos por envidia y xenofobia. Aunque la comunidad asiática logró superar ese pasaje y tomar protagonismo en la vida de la Comarca Lagunera, “debieron ceder a cambio un aspecto medular de su existencia: la memoria. Para ellos, como para la mayoría de los torreonenses, la masacre de 1911 se convirtió en Tabú”. 

A 11 décadas la situación podría cambiar. El acto de desagravio que efectuará el presidente Andrés Manuel López Obrador el próximo 17 de mayo traerá consigo un nuevo capítulo en esta historia. 

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