La comida es algo que se vuelve parte de cualquier lugar que se visite, el viajero lo toma como suyo, como un pedazo de la identidad de la tierra que pisa, más aún si es algo insólito de algún sitio, tal es el caso del lonche, comida que los laguneros se jactan suya.
Felipe Ordaz Sánchez, el tercero en la familia en mantener el legado del negocio familiar, tras su abuelo, Manuel Ordaz, y su padre, José Guadalupe Ordaz, comenzaron en 1952, con un puesto elaborado de madera, ubicados en aquel entonces afuera de la Zapatería Torreón, en donde originalmente vendían hot dogs, sin imaginar que posteriormente serían uno de los pioneros en la gastronomía lagunera.
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La idea nació, según explicó Felipe, debido a que su abuelo es oriundo de Guanajuato, y tras enamorarse de quien se convirtió en su esposa, se vino a vivir a Torreón, posteriormente, Manuel Ordaz quiso traer un platillo tradicional de su estado natal, una torta con un tipo de pan que se cocina a base de pollo, sumergiendo el pan en chile colorado, acompañado de tomate, cebolla y lechuga, y se puede preparar con chorizo y queso.
El actual dueño del negocio contó que en los inicios del puesto, no había tanta panadería en La Laguna y no consiguieron el tipo de pan que se utilizaba en Guanajuato, por ello optaron por el pan francés. Así fue como iniciaron con el negocio de los lonches, siendo distinguidos por utilizar ingredientes distintos a los conocidos en aquel entonces.
"Era un puesto de madera, unas tablotas muy pesadas, tenía una vitrina pequeña, y en aquel entonces comenzaron a vender lonches de carnitas, aguacate y queso blanco, en aquel entonces se usaba chile poblano y no se le ponía repollo, solo se vendía ese tipo de lonche en toda la laguna, pero lo que nos distinguió fue que mi papá comenzó a ponerle repollo, chile curtido y salsa búfalo", expresó Felipe Ordaz.
Posteriormente, en 1965, los Lonches Ordaz se establecerían en un local frente al Mercado Juárez, en donde además también vendían licuados y jugos, no obstante la crisis económica de aquel entonces los orillo a volver a sus andadas con el puesto de madera que los caracteriza frente a la Zapatería Torreón.
Felipe Ordaz contó que un buen día, a su hermano se le ocurrió meter un nuevo ingrediente que solamente dos loncherías de aquel entonces manejaban, no obstante, debido a la amplia clientela que manejaban, catapultaron masivamente este tipo de lonche que hoy en día es icónico para los laguneros... Los de adobada.
"Fue un triunfo rotundo, no puedo decir que nosotros fuimos los primeros porque no fue así, ya había gente que la usaba en los lonches, nada más que se podría decir que mi hermano le dio más auge, fue el que empezó con los chiles toreados y la salsa, y tuvo mucho éxito, fue lo que más no impulsó más y hasta la fecha es lo que más piden".
Cómo les afectó cambiar de ubicación
En 1968, contó Felipe Ordaz que los intentaron mover de su locación "de toda la vida", los de Plazas y Mercados, no obstante una autoridad política de aquel entonces respeto su antigüedad y no dio el permiso para que nos removieran.
Explicó que fue en 1997 con la entrada de un alcalde que los quitaron, "así fue, nomás empezaron con que nos iban a quitar y nos quitaron, dijeron que nos iban a pasar por la Acuña y Morelos, pero antes de que nos quitarán yo me vine para acá, donde estamos actualmente, fue como volver a empezar, pero como siempre, sin rajarnos".
Felipe Ordaz recordó que en la primera ubicación sus ventas eran incomparables a las de hoy en día, dijo que de día a noche las ventas nunca paraban, "Si tuviera la oportunidad me regresaba, la gente se quedó acostumbrada ahí, ellos iban a ver los zapatos y compraban lonches, y viceversa".
Desde boxeador hasta cirquero, Felipe Ordaz recuerda a su papá
Cuando se le cuestionó al actual dueño del negocio por alguna enseñanza que le haya dejado su padre, José Guadalupe Ordaz López, él respondió, "pues todo", explicó que le enseñó lo que hoy en día es más importante para él, tanto a preparar lonches, a trabajar arduamente y a siempre mantener la familia unida.
Explicó que la imagen que tienen pintada en su puesto de un charro está basada en la fotografía de su padre que tienen colgada en una de las estructuras del puesto de lonches, recordó el entrevistado que cuando él era pequeño su padre les dejo a él, a sus hermanos y a su mamá, el negocio para atenderlo, ya que su papá se fue a probar suerte a CdMx como músico, "pero no tuvo el éxito deseado y volvió".
Agregó el entrevistado que su papá entre los oficios que tuvo antes de la lonchería, aparte de músico, fue boxeador y además cirquero, trabajando con Atracciones García y el Circo Atayde, fue precisamente durante las giras alrededor del país con los circos que conocía a su futura esposa en Torreón.
"Lo poco o mucho que tengo, gracias a Dios y a él, a mi papá, porque él me enseño todo, a seguir adelante siempre, a no rajarse, a echarle ganas cada día, retroceder nunca y rendirse jamás, es uno de mis lemas y a darle, que ahora si ha estado un poco bajón por lo de la pandemia, pero al rato salimos", finalizó Felipe Ordaz.
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