En Museo del Ferrocarril, festejan centenario de locomotora 1140 en Torreón

La locomotora 1140 es la pieza emblemática del museo con un peso es de 142 toneladas y 25 metros de largo por 7 de alto.

Locomotora 1140. (Especial)
Edna Juárez
Torreón, Coahuila /

La banda municipal de Torreón que dirige el maestro Juan Barrios Chávez y el Tenor Bernardo Fierro, engalanaron el festejo del centenario de la emblemática locomotora 1140, la imponente máquina de Ferrocarriles Nacionales de México que les da la bienvenida a todos los visitantes al Museo del Ferrocarril.

La banda municipal deleitó a los asistentes con música popular mexicana y música de ópera, tocando piezas internacionales como “La Donna e mobile” y “Por ti volaré”, así como piezas del acervo popular mexicano como “La bikina”, “Bésame mucho” y “Si nos dejan”.

La Dirección General de Cultura preparó el festejo de la locomotora con la intención de que las nuevas generaciones tengan un acercamiento al Museo del Ferrocarril que relata de manera vivencial los usos y costumbres de las personas que vivían en los trenes.

Es importante mencionar que la locomotora 1140 es la pieza emblemática del museo con un peso es de 142 toneladas y 25 metros de largo por 7 de alto.

En los setentas fue puesta en un pedestal frente a la tercera estación de ferrocarril en Torreón, ubicada en la prolongación de la Calzada Colón, hasta el 21 de septiembre de 1998 cuando se trasladó a su casa: El Museo del Ferrocarril.

Don Macario se reencuentra con la locomotora 1140, cincuenta años después

Don Macario Lira Agüero, originario de Zacatecas, recuerda con nostalgia los días en que limpiaba la locomotora 1140, que en la década de los 40 estaba a cargo del conductor apodadoEl elegante’ del cual jamás supo su nombre verdadero.

Con el sentimiento en la piel, Don Macario relató cómo desde los siete años esperaba ansioso en las vías del tren del municipio de Felipe Ángeles en Zacatecas, la llegada de la locomotora 1140 para limpiarla y dejarla lista a seguir su rumbo hacía Aguascalientes.

Recuerda que en lugar de ir a la escuela prefería irse a limpiar el tren, incluso había días en que se iba junto al ‘Elegante’ a entregar mercancía para regresar luego de un par de días a su hogar, donde su madre lo esperaba ansiosa para regañarlo y castigarlo.

Al pasar de los años, Macario formó una familia y tuvo que conseguir un empleo formal, por lo que se desempeñó como panadero la mayor parte de su vida.

Sin pensarlo, los caminos de la vida lo condujeron hasta Torreón, fue ahí, donde después de 50 años y por obra del destino se encontró con su gran amiga, la locomotora 1140, que ahora es una pieza histórica exhibida en un museo.

Así pues, el destino lo volvió a unir con aquella máquina que además de brindarle infinidad de alegrías en su niñez, lo ayudó a tener dinero, ya que por limpiar la máquina le pagaban 20 centavos, que utilizaba para apoyar a su familia.

aarp

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