Hubo un tiempo en que el baile dominaba las noches, y sacarlos a relucir en la pista de una discoteca, era una manera de hacerse notar y valer en el mundo nocturno, en medio de esferas de espejo que reflejaban colores de reflectores que apuntaban a todos lados, mientras la música estruendosa azotaba las paredes del club en turno, uno de estos lugares fue el legendario Pikyu Rock House en Torreón, Coahuila.
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Las discotecas, así se les solía llamar a los 'clubes nocturnos', su concepto equivalente sería al día de hoy en el argot urbano los llamados 'antros', no obstante aquel nombre provendría del movimiento disco que impacto el mundo desde los 60 y continuo incluso, como fue el caso de Pikyu, hasta principios de los 2000, cuando cerraría sus puertas, y posteriormente el lugar sería abandonado hasta el día de hoy.
Pikyu Rockhouse, fue una discoteca ubicada en el bulevar Rodríguez Triana, abrió sus puertas en 1993, y según los recuerdos de incontables laguneros, es uno de los lugares para bailar más épicos que se han registrado en la Región Laguna.
Las tardeadas
El día especial en dicho recinto solía ocurrir en el último día de la semana, el domingo, pues entonces solía aguardarse para 'la tardeada', con una cantidad de dinero de 'cover' que podía variar, con ello se podía disfrutar de una barra libre tanto de refrescos e incluso de bebidas alcohólicas, mientras de fondo se escuchaban lo mejor de la música en español e inglés de aquel tiempo, desde Kalo, Kabah, Hombres G, Magneto, Timbiriche, Flans, e incluso Michael Jackson, Baltimora, Madonna, Cyndi Lauper, The Human League, Blondie, entre otros.
"Las tardeadas eran lo mejor, se llenaba la pista de espuma y humo, uno apartaba los domingos, los amigos ya sabían que ese era el día bueno, me acuerdo de la música, todavía la escucho, es imposible no acordarse", recordó Laura García respecto a su visita al lugar.
Así luce actualmente el club nocturno
Cercado en sus alrededores y con alambres de púas, con herbajes a sus alrededores que alcanzan casi el medio metro, basura y suciedad, descuido en la pintura del lugar, ha sido víctima del vandalismo mediante los grafitis, los cuales se pueden apreciar alrededor de todo el espacio, desde letras hasta dibujos, entre ellos destacando un Goofy en uno de sus costados. Una mezcla de deterioro y descuido, así terminó el palacio nocturno, protagonista de los mejores recuerdos de algunos laguneros.
Es normal que el sentimentalismo y la emotividad efervesca como espuma de los recuerdos de un lugar como Pikyu, más de uno va a tener lágrimas en los ojos al recordar dicho sitio, no es insólito que ocurra, el paso de los años es inclemente incluso para aquellos lugares donde alguna vez nacieron los mejores recuerdos de la vida.
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