Este Domingo de Ramos se realizó la Bendición de las Palmas en la explanada de la Plaza Mayor desde donde inició la procesión hasta la Catedral del Carmen, en donde se realizó una misa encabezada por el Obispo Monseñor, Luis Martìn Barraza Beltrán
Con una pandemia por covid 19 que dio tregua se realizó el Domingo de Ramos conmemora lo descrito en los evangelios, la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, aclamado triunfalmente por una multitud como el mesías. Jesús iba montado en un asno y sus seguidores lo recibieron al grito de “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”.
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La ciudadanía comenzó a concentrarse en este punto y por la avenida Matamoros acompañaron al Obispo, los Ministros, hombres, mujeres incluso niños y niñas caminaron para dirigirse a la Iglesia, lo mismo pasará en todas las parroquias.
Los Ramos de Olivo son llevados al hogar, luego de ser bendecidos hasta la llegada de la siguiente fecha de cuaresma es decir un año y una vez que llega esta fecha son transportados a la iglesia para ser quemados y transformados en cenizas, mismo que se utiliza el Miércoles de Ceniza.
Durante la misa de las 12:00 horas en la Catedral, el Obispo de Torreón dijo que es una entrada que hace Jesús, quien fue espontáneo y no le gustaba la popularidad barata.
“No quería fama baratilla, quería conducir a la gente a una expresión de fe verdadera ya que los aplausos baratos que le daban luego se los iban a cobrar pidiéndole presenciar milagros solo para creerle”, afirmó el Obispo.
Se establece que la Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año. Sin embargo, para muchos católicos se ha convertido sólo en una ocasión de descanso y diversión. Se olvidan de lo esencial: esta semana la debemos dedicar a la oración y la reflexión en los misterios de la Pasión y Muerte de Jesús para aprovechar todas las gracias que esto nos trae.
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