Marlene y María Isabel, juntas en el proceso de cerrar una herida de nacimiento

Ella quería saber el sexo de su segundo hijo y descubrió que tenía una deformación conocida como labio leporino.

Marlene Reséndiz es una madre joven, de ideas vanguardistas. (Especial)
Editorial Milenio
Torreón, Coahuila. /

La curiosidad la hizo pedir un ultrasonido en cuarta dimensión. Quería saber el sexo de su segundo hijo y descubrió que sería niña y también que tenía una deformación conocida como labio leporino.

Marlene Reséndiz es una madre joven, de ideas vanguardistas. Ahora en la pandemia por el covid-19 continúa su trabajo en la oficina toda vez que es diseñadora gráfica y montó con mucho esfuerzo un pequeño negocio que publicita a través de redes sociales.

Serena, espera afuera del quirófano a su hijita María Isabel quien, con apenas medio año de vida fue sometida a una primera intervención para corregir una fisura que le recorre nariz, boca y paladar. Fue por ello que Marlene no le pudo dar pecho como lo hizo con su hermanito, ahora de tres años, no obstante le dio toda su fortaleza y le reiteró con hechos su amor de madre.

“Ya sabíamos desde el embarazo. Nos enteramos muy rápido, fue a los dos meses gracias a un ultrasonido que me hice y al principio sí fue como un shock, mucha impresión pero lo fuimos asimilando conforme pasó el embarazo y cuando nació vimos la situación como algo normal. Digo, no deja de ser un impacto visual, más que nada, pero teniéndola en nuestros brazos no pasó nada”.

De una jeringuilla, cambió a una cuchara. Luego unos vasitos y finalmente consiguió unos biberones especiales. En todo el proceso, asegura que su bebita le exigió tener mucha paciencia y ella debió adaptarse a sus circunstancias.

“Yo tengo un familiar que en su momento se acercó con el doctor Ricardo Conte, ya de hace muchos años y él me lo recomendó. Cuando nació mi hija, Conte nos visitó en el hospital y nos hizo la invitación de hacerle un tratamiento ortopédico; el uso de un paladar que le iba a ayudar a cerrar un poco su encía y el paladar y decidimos quedarnos con él y darle seguimiento. Lamentablemente con la pandemia todo se detuvo y se fue retrasando un poco pero finalmente se hizo la cirugía”.

María Isabel salió finalmente del quirófano y su mamá no pudo verla de inmediato, pero si la escuchó llorar. El tono de su voz y la manera en que lloró le hizo pensar en algo de dolor pero supo de inmediato por los médicos que la pequeña salió perfectamente bien de la intervención.

“Está molesta por el dolor pero estará con medicamentos. Hay que tratar de cuidar su herida, más que nada es higiene, limpieza. Nos internamos hoy y salimos mañana. Esta es su primera cirugía. Yo no conocía a más mamás con labio paladar hendido en sus hijos y todos los casos son diferentes. El tiempo y los avances te dicen si tendrán más cirugías. A ella le faltará la cirugía de paladar, si será en encía. Luego la nariz, porque hoy fue de labio”.

La pequeña “Isa” es una bebita que unió a la familia. Su hermano es su fiel protector y para su padre es una princesa. Su madre, por su parte, se ha amparado a Dios y ha encontrado la fortaleza necesaria para llevarla en el proceso de superar la condición hasta que quede sólo una pequeña cicatriz.

​EGO

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