El futuro para las tortillerías no es alentador, pues la mayoría permanecen activas más por la tradición y su resistencia a dejar un negocio familiar, que por ser una fuente de ingresos segura.
Para Fernando Zúñiga Hernández, presidente de la Unión de los Industriales de la Masa y la Tortilla de Gómez Palacio, Durango, los negocios de dicho giro desde hace tiempo están haciendo frente a una crisis que aún no se ha podido superar y esto hace pensar que su destino es desaparecer.
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“Pasa por un momento difícil, no tanto por la materia prima, sino por la comercialización que se da y ya tiene muchos años, y va llevando a la crisis general, todo mundo anda quejándose que apenas salen los gastos”.
Y es que entre los principales conflictos está la competencia con los supermercados que introdujeron en sus sucursales este producto desde hace tiempo y que para Fernando Zúñiga tienen mayores ventajas que una tortillería.
Supermercados, rival que afecta
Para que un negocio de este giro pueda sobrevivir, debe vender como mínimo 300 kilos diarios para obtener los gastos de operación. Cabe destacar que actualmente comercializan el kilo entre los 25 a los 29 pesos.
Destacó que el panorama para estas microempresas es parte de una etapa evolutiva, la cual también atraviesan las tienditas de la esquina, pues de igual forma su tendencia es desaparecer..
“Porque toda la gente va y surte su mandado en empresas trasnacionales, grandes, que ofrecen todo en un solo lugar, entonces pues ahí también compran las tortillas a precios muy baratos, que incluso se pueden dar el lujo de regalar las tortillas, entre comillas, por determinada cantidad de puntos, aunque ya te las cobraron dos o tres veces, pero se va la gente ilusionada que le regalaron las tortillas”, enfatizó.
La Unión de los Industriales de la Masa y la Tortilla de Gómez Palacio, Durango se conforma por 67 socios, y aunque de enero a la fecha no han cerrado negocios, la mayoría está batallando para mantener la operatividad.
“No quieren cerrar porque son aferrados, son el modus vivendi de toda su vida, pero ya deja de ser productivo”.
Recordó que anteriormente, los propietarios contaban con al menos un empleado, sin embargo actualmente es la familia quien está al frente del negocio, porque de lo contrario “no sale”.
Pero además, de la competencia desleal, Zúñiga Hernández destaca que otro de los conflictos que enfrentan, es que las nuevas generaciones están disminuyendo el consumo del alimento típico de México y optan por otro tipo de comidas.
EGO