En pleno siglo XXI cuando la tecnología ha desplazado a los juguetes tradicionales, dedicarse a elaborar barcos, títeres, muñecas, carruseles, chintetes, volantines y muñecos luchadores es todo un reto.
Para Miguel Ángel Estévez Nieves ser juguetero desde hace ocho años "ha sido una proeza".
"Muchos pensaron que era una locura, algunos pensaban que me iba a morir de hambre, pero no me he muerto de hambre, hasta creo que me puse mas llenito", dice entre risas.
Desde su trinchera en la colonia Agrícola Oriental, en la delegación Iztacalco, Miguel Ángel lucha contra la tecnología elaborando juguetes artesanales y enseñando a las personas a hacerlos a través de su proyecto Migual.
"La palabra Migual salió porque junté mi nombre, Miguel, con nahual. Es el proyecto de hacer juguetes e ir a museos, bazares y festivales para venderlos, pero no sólo eso, sino además es acercarnos a la gente para contarles la historia de la pieza y del pueblo de donde es originario", cuenta.
Miguel Ángel señala que competir contra la tecnología es duro, pero que eso no lo detiene a él ni a los jugueteros, que se dan consejos entre ellos para innovar en sus productos, acercar a la gente a las artesanías y hacerle frente.
Su vida como juguetero inició al querer coleccionar los 16 juguetes que vio en un carro alegórico en un desfile, pero las tradiciones mexicanas lo sedujeron y lo llevaron a visitar Michoacán, Oaxaca, Guanajuato, Jalisco, Puebla, Guerrero, el Estado de México, entre otras entidades, para aprender las técnicas de creación.
Para él, un juguete es un objeto que da alegría a las personas y que puede resumir la vida de un pueblo en una pieza, por eso es importante la labor de un juguetero.
"Un juguetero es importante porque da felicidad, ninguna profesión da eso; además ayudamos a mantener la tradición viva, tanto de los juguetes como de las tradiciones en sí, pues transmitimos cuentos y leyendas que parecen perdidas, (un país) sin tradiciones está vacío", cuenta.
Rodeado por más de 500 piezas que ha comprado o hecho, Miguel dice que quiere hacer juguetes el resto de su vida.
"Todo lo que he leído y viajado enriquece mi trabajo, yo quisiera pasar el resto de mi vida haciendo esto, lo que me preocupa es que a lo mejor los juguetes no van a caber en mi casa", dijo.