Marcos Pedraza Hernández se divide entre tres hospitales, funerarias y ministerios públicos para estar al tanto de sus familiares heridos y en busca de quien llama su hermano, Edmundo Reyes Acosta.
Ha dejado su casa en Hidalgo para visitar al esposo de su sobrina Marisol, Rafael Jiménez Montiel, de 34 años con quemaduras en más de 80 por ciento del cuerpo y diagnóstico grave en el Hospital de Traumatología Magdalena de las Salinas del IMSS.
Además, su sobrino Francisco Reyes Acosta, de 12 años, con 97 por ciento de quemaduras, es atendido en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del Issste, y su cuñado Silvano Barrera, de 63 años, está internado en el Hospital de Alta Especialidad de Zumpango.
Para Marcos resulta claro que la gente que falleció el pasado viernes en Tlahuelilpan es, en su mayoría, inocente. “Son gente honrada, que trabaja y se gana su dinero con su trabajo en el campo… Si hubieran sido personas que se dedicaban a eso, no hubieran acudido a ese lugar”.
El señor justifica que traían cubetas y bidones porque en la comunidad hay desabasto y prefieren cargar gasolina en esos contenedores, yendo en bicicletas. “Cualquiera ahí tiene un garrafón, porque la gasolina está lejos y cara… van en bici o moto por unos dos litros”.
Pidió al gobierno federal tomar cartas en el asunto “porque pagaron inocentes. Creo que las autoridades ya sabían lo que iba a pasar y no hicieron nada para resguardar”.
Considera que los que fueron “no midieron el peligro” y que hay personas con mala intención que abren los ductos.
“Usan garrafón porque la gasolina está lejos y cara”
Para Marcos Pedraza Hernández resulta claro que la gente que falleció el pasado viernes en Tlahuelilpan es, en su mayoría, inocente.
Ciudad de México /
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