En la principal avenida que cruza colonias y fraccionamientos de la zona norte del puerto de Veracruz, enterrados en lo que sería la sala comedor de una vivienda, habilitada para dos locales comerciales, donde han operado panaderías y taquerías, elementos de servicios periciales de la Fiscalía General del Estado, buscaron y presuntamente encontraron restos humanos.
La supuesta fosa clandestina se ubica en la vivienda localizada en la avenida Cabo Dos Bahías, entre Río Madeiras y Costa Blanca, del fraccionamiento Las Brisas.
Durante dos días, 18 y 19 de octubre, los agentes cavaron el piso del domicilio dividido en dos locales comerciales.
La tierra se acumuló sobre la banqueta, que fue delimitada con cinta amarilla para evitar el paso de peatones y llegada de curiosos.
El negocio de tortas ubicado al lado siguió operando de manera normal, aunque con menor clientela de lo habitual, debido a la presencia de los elementos de seguridad.
Este pudiera ser el primero de múltiples entierros que podría haber en esta parte del puerto jarocho, pues en la zona norte, durante los gobiernos de Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes Linares, las desapariciones, levantones y ejecuciones, en esa zona de Veracruz eran constantes.
Río medio, zona de drogas y casas de seguridad
Es esta zona, docenas de viviendas fueron usadas en el pasado reciente como casas de seguridad, donde además de la venta y distribución de armas y drogas, llevaban a personas privadas de la libertad.
La zona de Río Medio, contigua a donde se ubica el fraccionamiento Las Brisas, fue rebautizado como Río Miedo, por la gran cantidad de jóvenes que fueron enganchados por los grupos delictivos; jóvenes que después aparecían muertos, fallecían en enfrentamientos o en muchos de los casos, siguen desaparecidos.
Ese fue el caso de uno de los hijos de Alma, quien lo busca desde hace ya casi una década.
Hoy tendría 30 años de edad.
El joven, quien era el menor de sus hijos cambió el balón de fútbol por el dinero “fácil” de las drogas; hicieron lo mismo que él seis de sus compañeros con quienes practicaba el deporte en un equipo infantil y juvenil que incluso llegó a ser campeón de campeones en la liga de fútbol del puerto del deportivo Pazos Sosa.
De esos seis jóvenes, dos de ellos hermanos, al igual que los padres y abuelos de estos, fueron ejecutados en distintos puntos de la ciudad de Veracruz.
En el tercer piso de su casa de Río Medio, la familia del par de hermanos futbolistas metía a los secuestrados; de esa numerosa familia solo dos menores lograron sobrevivir.
Del resto de los seis futbolistas se sabe que algunos estuvieron presos por asesinato y secuestro, pero al ser puestos en libertad volvieron a delinquir y los asesinaron.
Pero el hijo de Alma sigue sin aparecer; ella lo busca en las múltiples fosas que son halladas en Veracruz.
No pierde la esperanza de encontrarlo, aunque sea sin vida.
Admite que le faltó valor y carácter para evitar que su hijo frecuentara a jóvenes que se sabía andaban en malos pasos; que no lo encaró ni confrontó cuando llegó a su casa con un auto que nunca hubiera podido comprar con el sueldo que decía percibir.
Hoy se arrepiente de lo que no hizo y lo busca sin descanso.
Su historia se replica en muchas de las familias de esa zona, donde cientos de padres perdieron a sus hijos, y a pesar de que en su andar con colectivos han recuperado más de 600 cuerpos en las fosas de Colinas de Santa Fe, Veracruz y las de Arbolillo, en Alvarado, no hay rastros de su ser querido.
LG