Las paredes están cubiertas de cenizas y todavía se percibe el olor a quemado. El sol es insuficiente para dar luz a la vivienda de don Martín Pérez Lucio que quedó envuelta en llamas el pasado 10 de octubre tras la explosión por una fuga de gas natural en la colonia Miramapolis de Ciudad Madero. A casi un mes de la tragedia, no ha tenido respuestas concretas de la reparación de daños por parte de la empresa Engie que provee el servicio del hidrocarburo en la localidad.
“Vino el apoderado legal, el ingeniero Julián Angulo de la Ciudad de México y fue el que se presentó conmigo, me decía que con cuánto yo les perdonaba, que cuánto pedía y dije que no podía, que necesitaba meter un perito arquitecto y así lo hice. Se estima una cantidad 860 mil pesos para renovar toda la casa y en cuanto a los muebles unos 240 mil, le presente la copia de los gastos y hasta ahorita no he tenido respuesta”, señaló preocupado.
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Se ha visto con la necesidad de rentar una casa para vivir junto a su esposa María Magdalena. Pagará 3 mil 500 pesos mensuales, además se perdió el negocio de comida que tenía en su cochera. Percibía unos 13 mil pesos por semana y ahora no tiene nada.
Aquella madrugada de jueves, el flamazo alcanzó a una pareja que cenaba en un puesto de tacos: Jonathan y Ana que se debaten entre la vida y la muerte por quemaduras de tercer grado en un hospital del Seguro Social en la Ciudad de México. Ese día, Jorge Armando también perdió su camioneta.
“Fue pérdida total. Yo les dije que quería 110 mil pesos y me dijeron que si con eso otorgaba el perdón y les dije que sí, que quería mi camioneta porque es con lo que trabajo, yo vendo verdura y no puedo traerla al negocio. Les dije que me solucionaran lo más rápido posible o que me dieran otra camioneta pero nada”, dijo molesto.
A unos metros de la fuga sobre la calle circuito tamaulipeco, se encontraba también la camioneta de José Víctor, y aunque los daños no fueron graves, tampoco ha tenido respuesta.
“Los daños son de 46 mil y sólo me quieren dar 12 mil pesos. Ahorita ellos ya se zafaron ante el municipio porque ya pagaron su multa, pero a nosotros, ¿cuándo nos van a responder?, ¿qué es lo que tenemos que hacer para que nos oigan, nos escuchen?”, reclamó.
Los tres no sólo comparten haber sobrevivido al siniestro, también coinciden en la incertidumbre de una travesía que está llena de dudas y largas esperas.
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SJHN