Desde Torreón, Coahuila, con gran fervor miles de feligreses le cantaron las mañanitas a la “Virgen de Guadalupe”, a partir de los primeros minutos de este 12 de diciembre.
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Desde del mediodía del jueves, las danzas en honor a la "Virgen Morena", no pararon hasta la medianoche. Actos de fe y unión de los creyentes se dejó sentir en la parroquia de Guadalupe que recibió a todos con alegría y entusiasmo.
Niños, jóvenes, mujeres, adultos y ancianos, algunos en sillas de ruedas, no dejaron pasar la oportunidad de estar cerca de la 'Morenita' y cantarle a todo pulmón.
Alrededor de las 11:00 de la noche, el Obispo Luis Martín Barraza Beltrán, ofició la misa tradicional, de la Virgen de Guadalupe, en el Cerro del Tepeyac, a 488 años de su aparición. El Obispo hizo un llamado a la unidad y a la reflexión en tiempos difíciles, en el que se tiene que "conciliar y perdonar".
Dijo a los guadalupanos que deberían dejar el modo “Navidad”, durante todo el año, con la finalidad de desear la paz y la tranquilidad, en los corazones de los creyentes. Algunos danzantes se acercaron hasta el atrio de la Guadalupana y a grito abierto proclamaban que era la Reina de América y de todos los mexicanos.
CREYENTES
Se notó la gran fe que tienen los torreonenses hacia la Virgen de Guadalupe, ya que la gran mayoría agradeció los milagros y favores recibidos durante este 2019.
La Banda Musical “Diablillos”, amenizó la fiesta de la “Morenita” y entonaron algunos cantos cristianos que estremecían a los feligreses que lloraban de gusto.
En punto de las 12:00 horas, los músicos entonaron las mañanitas y algunos feligreses rompieron en llanto, mientras que otros se hincaban y voleaban los ojos al cielo para agradecer todo lo bueno que ha sido con ellos.
Los alrededores de la parroquia de la Virgen del Tepeyac, estuvo bien vigilada por elementos de las diversas corporaciones policiacas, que se desplazaron por todo el primer cuadro de la ciudad.
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Los vendedores ambulantes también disfrutaron de las danzas y de la gran fiesta religiosa que año con año toma más fuerza. El comportamiento de los laguneros fue impecable y de gran respecto hacia la virgen y no dudaron de seguir con la tradición en generación tras generación.