Las viudas de los 10 mineros atrapados en El Pinabete, en Sabinas, Coahuila, preparan una demanda en contra de quien resulte responsable por la muerte de sus esposos durante el accidente del 3 de agosto.
“No vamos a parar hasta que se haga justicia”, advirtió Marta Huerta, viuda de Sergio Gabriel Cruz, al salir de la misa que se realizó en las instalaciones de la mina.
“Vamos a ponernos de acuerdo, vamos a empezar a poner la denuncia correspondiente; ya el lunes nos empezamos a mover nosotros, legalmente”
-¿Ya se están asesorando legalmente ?
“Ya, nada mas que como les digo, no quisimos mover por respeto a ellos todavía y por otras cosas”
En entrevista, comentó que quedó conforme con el acuerdo para realizar el tajo y los cuerpos de sus seres queridos sean recuperados, pues hubo la intención de dejarlos ahí.
Como en Pasta de Conchos, las autoridades darán un informe cada 15 días en la mina, que se encuentra en la Villa de Agujita.
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Sobre la ceremonia, Marta Huerta dijo que estuvo “muy bonita, pero a la vez demasiado triste, porque sabemos que ya no van a estar aquí, ya no están desde hace un mes y teníamos la esperanza todo este mes de que lo sacaran con vida, pero fue demasiada agua, mucha agua…”
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“No queríamos dejarlos ahí, no queríamos, pero ahorita yo vengo destrozada porque no quería dejar a mi flaco, yo quería traérmelo, pero no se pudo”.
Poco a poco, al terminar la misa, las familias salieron de la zona de pozos de carbón, en donde las fuertes lluvias causaron lodazal y se mantuvo la amenaza de nuevas precipitaciones.
Bajo el cielo nublado, los mariachis entonaron melodías como "Amor eterno", "Hermoso cariño", "Yo te extrañaré" y "Que me entierren cantando", a petición de los deudos.
Con tristeza muchos salieron en medio del lodo, como Epigmenio Montelongo, que cargando un cristo de más de un metro de altura, recordó a su padre Jaime.
“Él me enseñó a trabajar desde los 16 años en los pozos y me decía que me fuera por el buen camino. Yo estaba dispuesto a bajar por él, si se bajaba el agua, yo iba a bajar por mi papá, por eso andaba yo aquí, otros tenían miedo de bajar, pero yo mismo iba a bajar por él, no me importa que perdiera la vida.
“El 3 de agosto es un día que nunca se me va olvidar, ese día lo voy a recordar hasta el día en que me muera”, expresó con dolor en su rostro.
DMZ