Sigue el luto a un año de la explosión de toma clandestina en Xochimehuacan

EDICIÓN FIN DE SEMANA

En vísperas del primer año de la tragedia, pobladores intentan recuperarse pues aún temen que un evento similar ocurra.

Explosión en Xochimehuacan | Andrés Lobato
Israel George
Puebla /

La perforación de ductos de gas LP es un capítulo del huachigas que en Puebla ha dejado muerte, llanto y destrucción. El 31 de octubre de 2021 será recordado como la madrugada cuando el infierno se asomó en San Pablo Xochimehuacan.

Eran las vísperas de las celebraciones de Día de Muertos, apenas iban a dar las 2 de la mañana, cuando la tranquilidad se interrumpió, el sueño se convirtió en pesadilla. Comenzaron las primeras alertas entre la población que advertían que en Puebla los huachicoleros habían cometido un error en el trasiego de ductos.

Explosión en Xochimehuacan |Andrés Lobato

De repente, la escena se tornó de miedo, en el ambiente se comenzó a percibir un aroma a gas LP y un tapete de humo blanco cubría la junta auxiliar. Entre los gritos y la desesperación, las familias empezaron a desalojar sus hogares, patrimonios que nunca volvieron a ver igual. No pasó ni media hora cuando el legado que con ahínco la gente construyó se desmoronó por culpa de la irresponsabilidad, la delincuencia y la corrupción de un secreto a voces.

A las 2:50 horas se registraron las primeras tres detonaciones. El norte de la ciudad estaba envuelto en llamas. La columna al rojo vivo era visible en cualquier ángulo, las sirenas sonaron, la emergencia y el pánico imperaban.

Gente sin hogar, otras con dolor por las quemaduras de la explosión. El escenario era devastador. Entre las historias, surge la de Felipe Antonio, quien tuvo que abandonar su humilde hogar ubicado a unos cuantos metros de la toma clandestina. Salvó su vida, la de su mujer y su pequeño hijo, pero nunca recuperó su techo.

“Me avisaron cuando ya iba a explotar el tubo, entonces me salí a los 10 minutos cuando ya empezó a tronar, de ahí se quemó todas mis cosas. Tenía mi carcacha, también se quemó y ya me fui a vivir allá abajo a San Felipe con un vecino y ya me regresé y de nuevo comencé a trabajar. Ya no tengo nada”.
Explosión en Xochimehuacan |Andrés Lobato

Daños estructurales severos, escombros, el hidrocarburo convertido en fuego que ardió por más de un día hasta su extinción, esa fue la consecuencia del robo descarado al por menor en medio de una comunidad. Un recuerdo que cala, da coraje y es imborrable.

“Yo estaba por el Centro de Salud de la Ignacio Mariscal cuando fue la explosión. Se acabaron las casas, ya no quedó nada. Hubo cuarteaduras, rompedura de vidrios”, mencionó Germán García, quien recuerda con consternación la tragedia.

En datos oficiales, la catástrofe arrebató cinco vidas humanas: Abimael, Práxedis, Andrea, Azucena y Pedro; también dejó más de una decena de heridos.

San Pablo Xochimehuacan se ubica en la zona norte de la Angelópolis y forma parte de las 17 juntas auxiliares que conforman a la capital poblana. Es una comunidad que por años ha estado inmersa en la inseguridad, donde la gente se ha tenido que habituar al peligro, a la convivencia con los ductos de Pemex, un epicentro de los centros de operación del huachicoleo.

La Secretaría de Infraestructura estatal informó que 50 casas tuvieron que ser demolidas tras el siniestro, 184 resultaron con daños de moderados a leves, cerca de 30 familias tuvieron que ser reubicadas. Decenas de habitantes que tuvieron que modificar su estilo de vida, se quedaron sin energía eléctrica, sin servicio de agua potable, durmieron en refugios o con vecinos, otros pagaron renta.

Lo cierto es que, pese a los anuncios de los tres órdenes de gobierno para hacerle frente al delito, Puebla sigue siendo el epicentro de las tomas clandestinas. Delito que hace un año, en este lugar, dejó una pérdida total de 59 viviendas y más daños en más de un centenar de inmuebles.

Explosión en Xochimehuacan: viviendas afectadas día cero |Andrés Lobato

Desde entonces, se anunciaron investigaciones y medidas contra este crimen, hay personas detenidas, una banda delictiva ubicada, pero no hay sentencias o algún avance tangible en materia legal que les dé un consuelo del daño irreversible que sufrió San Pablo Xochimehuacan.

“Antes había mucho ambiente, todo, pero desde que pasó la explosión, ya mucha gente ya se espantó, ya casi no sale la gente, quedó, así como solitario. La gente todavía tiene temor, como estamos rodeados de tomas, ductos; apenas tiene como un mes que estaban sacando gasolina del otro lado, olía mucho sobre la carretera. Según aquí hay policías y esa vez que fue la explosión no había ningún policía cuando llegó el daño”, narró uno de los pobladores, quien afirmó que el robo de hidrocarburo no ha cesado.

El predio donde ocurrió la explosión está abandonado, con rastros del humo y la destrucción; a unos cuantos metros del lugar hay otro espacio en ruinas con apenas visibles sellos de clausura. Mientras, en el área de las viviendas reconstruidas, el equipo de MULTIMEDIOS notó la presencia de una patrulla de la Policía Estatal que hace rondines de seguridad.

En la zona cero la vida transcurre con aparente normalidad, sin el vaivén de las actividades que se desarrollaban antes del 31 de octubre de 2021. Las familias viven en las casas que fueron otorgadas por el gobierno estatal en agosto de este año. Los dueños coinciden en que antes de la explosión su casa era más grande, le habían invertido más recursos económicos en la construcción y ahora sólo tienen 70 metros cuadrados, y a decir de los afectados, algunas construcciones ya presentan deficiencias a dos meses de haber sido entregadas.

“Cuando sucedió la explosión aquí no nos dejaron sacar nada, todo se llevaron a la basura y a nosotros nos abandonaron, nos llevaron a un albergue, para 15 días o mes y después a pagar rentas. Ahora vea como me la dejaron, la estoy reparando, en el baño se junta el agua, nos dejaron un desastre, por las ventanas se mete el agua. Aquellas están cuarteadas, la otra ya se fue hacia allá”, contó otro de los afectados.

San Pablo Xochimehuacan tiene un pasado que aún duele, el pueblo luce diferente, tal vez, con avances significativos. Atrás quedaron las cintas de precaución, pero aún hay seguridad en la zona de manera esporádica. Un silencio distinto que nos recuerda que el luto permea en el alma y la memoria.

Explosión en Xochimehuacan: viviendas afectadas hoy | Andrés Lobato


AFM

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