La costa este del estado de Yucatán se ha convertido en el cementerio de miles de peces y especies marinas que recalan por la presencia de la marea roja.
Las afectaciones han puesto en jaque a unos mil 500 pescadores de la alcaldía de Sinanché, quienes dependen económicamente de la actividad, así como de los prestadores de servicios que advierten que las ventas se desplomaron hasta en un 70 por ciento.
La presidenta municipal de Sinanché, Felipa Mena, ha considerado buscar los mecanismos para que se declare la emergencia por desastre natural en los puertos afectados por la marea roja.
Reconoció la corresponsabilidad de la comunidad de San Crisanto que se organizan para recolectar y enterrar las más de 6 toneladas de peces y especies marinas que recalaron en la costa.
Lo que se mira en los puertos de Telchac, Chabihua y San Crisanto es un panorama desolador. Se camina entre peces y especies marinas muertas, algunas nunca antes vistas y otras casi extintas como la cacerola de mar, que se considera un fósil viviente.
El oleaje está acompañado por la gran mortandad de lo que se considera una de las peores tragedias vistas en las últimas tres décadas.
El olor fétido por la descomposición de la especies marinas ha ahuyentado incluso a los habitantes de estos sitios. Y lo que se han quedado se han sumado a la tarea de limpieza de las playas, una labor intensa que parece no va a cesar en varias semanas.
En entrevista para MILENIO, los pescadores relataron que fue impresionante ver la cantidad de peces que recalaron a la orilla. Aunque las autoridades de salud advierten de los riesgos de comer las especies, algunos aprovecharon para pescar y tener que comer.
Denis Souza, restaurantero, dijo que las ventas cayeron en un 50 por ciento y los próximos días serán más difíciles.
Mario Cohuo dijo que en su caso el fin de semana su local registró una desplome del 70 por ciento.
“Amanecimos el día jueves con pescado moribundo aquí todo lo que es la playa del puerto de San Crisanto, y pues en la madrugada prácticamente todos salieron a recoger el pescado que estaba pegado a la orilla (...) el pescado que no recogieron porque ya estaba muerto se quedó tirado en la playa y se comenzó a generar mal olor”
Los comerciantes que esperaban estas fechas, las que más repunte tienen, dijeron que no sólo no hay ventas, sino que por la marea roja no habrá turismo, por lo que enfrentarán una de las peores crisis.
San Crisanto se ubica en la comisaría de Sinanché, a 51 kilómetros de Puerto Progreso, es uno de los puertos más visitados durante las temporadas vacacionales; sin embargo, ahora el panorama es desolador.
Aunque algunos camiones de turismo llegaron, los visitantes apenas sintieron el olor pestilente se fueron, aun cuando las brigadas sepultaron las más de seis toneladas recolectadas
Personal de la Secretaría de Desarrollo Sustentable se sumó a las labores de limpieza que realizan las autoridades municipales y los habitantes.
Las afectaciones a la pesquería son incalculables y los efectos ante el desastre natural se resentirá en otros sectores, por lo que la situación es incierta para quienes dependen económicamente de la pesca y el turismo.
JLMR