El teléfono rojo en la sala de juntas no deja de sonar. Está conectado al despacho de la subsecretaria de Comunicaciones y a los de sus asesores para que siempre se conteste. Hoy es uno de esos días en los que Mónica Aspe no puede despegarse del teléfono.
Después de un rato, se presenta en la sala de juntas con una sonrisa, sin denotar cansancio, a pesar de lo exigente de su trabajo. “Incluso al salir de la oficina sigo pendiente del celular”, me cuenta. “A veces escuchamos que los funcionarios públicos no trabajamos, pero son trabajos increíblemente intensos, con decisiones complejas y donde hay que estar disponibles todo el tiempo”.
Mónica comenzó en el servicio público en 1999, como asesora del hoy Instituto Nacional Electoral. A la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) se incorporó en 2011, como coordinadora de la Sociedad de la Información y el Conocimiento, y en 2015 dio el salto a su cargo actual. En la SCT ha encabezado algunos de los proyectos más importantes para México en materia de conectividad y telecomunicaciones.
“La red compartida ha sido el reto más importante que he enfrentado”, afirma Aspe, en alusión al proyecto del gobierno federal para crear una red móvil que permita servicios de banda ancha de alta calidad y a precios accesibles en todo el país. “Hoy tenemos un ganador sólido (el consorcio Altán) capaz de enfrentar el proyecto, pero durante el proceso de licitación y las consultas públicas, la red compartida era algo increíblemente innovador, que nunca se había llevado a cabo. Es la primera red móvil mayorista del mundo”.
Esta nueva estructura “permitirá mejorar las condiciones para los usuarios finales, para la gente que compra servicios de telecomunicaciones y los quiere en mejores condiciones de cobertura, calidad y precio”.
A pesar de ser una de las principales responsables de la conectividad en México, Mónica no deja que su trabajo la absorba. “Trato de descansar los fines de semana, porque es importante para mantenerse creativo y humano, para estar cerca de la familia y no distanciarse de lo que hace y siente la gente que no es parte de la administración pública”.
Para ella también es importante pasar tiempo con su hija de cuatro meses, a quien ve en pequeños ratos libres o por las noches. Es otro de sus mayores retos: mantener la disciplina en el trabajo y combinarla con su rol de madre y esposa, porque “los días solo tienen 24 horas y yo quisiera que tuvieran más, aunque sea para dormir un poco mejor”.
Sin embargo, está convencida de que es posible tener una carrera profesional y una familia. “Es responsabilidad de hombres y mujeres lograr que un trabajo exigente en la administración pública sea compatible con la maternidad, porque si no, no logramos que personas normales estén en el gobierno ni garantizamos sus derechos más elementales, como a tener un hijo”, concluye.
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