Cuando tres amigos se juntan para construir algo viven muchos momentos diferentes, unos gratos y otros no tanto, a veces dudan, pero si perseveran, cuando concluyen la satisfacción es enorme. Así les sucedió a Giovanni Angelucci y su tío Eduardo Carrasco, de Horizontec, que ya tienen 15 años desarrollando su pasión por los aviones y de la cual contagiaron a Alejandro Castro, de Pirwi.
El resultado es un biplaza de madera de abedul y abeto sembrada exclusivamente para uso aeronáutico y certificada por la Federal Aviation Administration y presentado durante la más reciente Design Week México.
El diseño de este aeroplano es de Giovanni, quien aprendió en varios talleres de Italia a construir aviones de madera. La sociedad con Alejandro se debe a que comparten su gusto por la madera y el detalle. Así, Horizontec tiene todo el conocimiento de manufactura y maquinaria mientras que Pirwi aportó la plataforma productiva de venta y distribución, ampliamente probada.
Los altos estándares de calidad y exigencia son otro punto en común de estos socios que durante toda la charla no dejaban de mostrar una sonrisa de satisfacción que sólo se consigue luego de un gran logro.
En Italia, cuenta Giovanni, el desarrollo de aviones de madera tiene ya larga historia, y ese fue uno de los motivos por los que para este diseño se inspiró en el trabajo de un ebanista italiano y en el de Stelio Frati, a quien se debe el famoso Falco.
Además de la apariencia no escatimaron en la seguridad de este biplaza que alcanza alrededor de 15 mil pies de altura y una velocidad crucero de 250 kilómetros por hora. Su motor es de 100 caballos de fuerza, y lo hay también en versión turbo. El modelo expuesto es una edición limitada a cinco piezas cuyo precio ronda los 180 mil dólares.
Pero construir aviones no es una mera pasión ni mucho menos un capricho, para estos amigos se trata de la propuesta de un estilo de vida donde la aventura, el deporte, la sofisticación y la sustentabilidad van de la mano. Cada cliente podrá personalizar su avión, desde el color y ciertos acabados, hasta tipo de motor y madera.
Afirman que la madera tratada que utilizan para estos fines tiene una muy larga vida, mayor que la de grado marino, y es más resistente que el concreto. Su creación cuenta con todas las normas norteamericanas de aviación.
Por ahora ya tienen algunos interesados en adquirir las primeras piezas y tanto Eduardo como Giovanni cuentan con licencias para volar; Alejandro está tomando los cursos correspondientes porque muere de ganas de hacerlo. Lo que los hace sentir más emocionados es que lograron construir un avión totalmente mexicano, artesanal y amable con planeta, una marca nacional con estándares internacionales y a precios competitivos. Como decía un amigo del papá de Giovanni: “solo la altura crea nuevos horizontes”.