"Cero accidentes, cero defectos", eso se lee en la entrada de todos los talleres de la Fábrica de Vestuario y Equipo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Entre sus paredes se trabaja por hacer con perfección las banderas monumentales, así como todas aquellas que están en las dependencias públicas federales y locales. Utilizan los mejores materiales sin importar su origen: hilos de Francia y tintes de Alemania y Suiza.
Entre áreas verdes y canchas de futbol, basquetbol y frontón están los talleres donde, durante unas tres semanas, 15 personas se dedican a hacer una bandera monumental, diez días son para ensamblarla y pintar a mano el escudo.
En el primero de estos, el taller de teñido, se escucha el ruido permanente del roce de telas con las máquinas, parecido al que se oye en las lavanderías.
Las máquinas trabajan 24 horas seis días a la semana. En una de éstas, larga y estrecha, se colocan 750 metros de tela ripstop diamante, tan fuerte que resiste por un año el sol, la lluvia y el viento, para teñirla de rojo, blanco y verde.
Entre las telas con estampado camuflaje para los uniformes, el cuero con el que se fabrican las botas y el metal de los cascos, un hombre se encarga del teñido de los lienzos que se usarán en las banderas; revisa que la tela no tenga machas, rasgaduras ni desperfectos, y que los tonos sean exactamente los mismos.
"Los colorantes son de Suiza y los auxiliares para el teñido son de Alemania. Son colorantes de muy alta calidad, no son contaminantes, son amigables con el medio ambiente", dice orgulloso el capitán Luis Miguel Fernández, encargado del lugar.
Él dice que su responsabilidad es que la bandera "tenga una presentación adecuada ante el pueblo de México, porque todas nuestras banderas ondean en espacios públicos"; incluso fue a estudiar a Alemania para poder darle el mejor color al lábaro patrio.
Si detecta algún error, debe corregirse. La tela debe pasar todas las pruebas y se debe comprobar que el químico que la hace repelente funcione.
En otro taller cortan la tela en lienzos de cerca de 14 metros de largo por casi 1.5 metros de ancho, el tamaño puede variar según las proporciones de la bandera. Los lienzos son tiras largas con proporciones similares a las de las columnas de los edificios, los cuales se unen para formar banderas de hasta 55 metros de largo por 31 metros de ancho.
También se cortan lienzos más pequeños, de casi 30 centímetros de largo, para banderas de .90 metros de largo por 1.58 metros de ancho. Éstas, similares en tamaño a las que se usan en las ceremonias escolares, se colocan dentro de vitrinas en las oficinas de los altos funcionarios.
Bordada con plata y oro
El escudo de las banderas pequeñas se borda, el de las grandes se pinta, pero ambos son hechos a mano y su elaboración tarda casi dos semanas.
Para bordar un escudo, dos militares trabajan durante dos semanas. Tensan y entrelazan hilos bañados en plata y oro, los cuales son traídos desde Francia, para crear texturas y matices. Entre más tenso el hilo más brilloso es el color y más lisa la textura. Los hilos holgados dan un efecto más rugoso y opaco y son utilizados en las plumas del águila.
A unos 100 metros de distancia está el taller donde pintan el escudo de las banderas más grandes. Veinte lienzos conforman una bandera de 50 metros de largo. El ensamblado se realiza en el taller de Confección C, donde cerca de diez militares se sientan frente a una máquina de coser para hacer que los pequeños lienzos se conviertan en algo monumental.
Primero se une el color blanco para que puedan pintar el escudo nacional. Cuatro personas, con zapatos de tela para evitar manchar los lienzos, son los artistas que lo pintan. En total aplican 16 colores, 11 para la base y cinco para dar el matiz.
"La última fase es la del matizado, darle el realce a la bandera es lo más delicado y lo que más se tiene que cuidar en la confección de una bandera", dice el encargado del lugar, Bernardo Jiménez.
Los pintores primero entrenan con banderas más pequeñas antes de aplicar los colores a las banderas monumentales, en esta etapa un error es inadmisible y según el responsable nunca ha ocurrido uno.
Cuando queda listo el escudo, el lienzo se deja secar por cinco días para que el pigmento se fije.
Por último, al color blanco se unen los lienzos verde y rojo. La bandera terminada tiene un peso de 220 kilos y es tan grande que uno puede caminar al menos 50 pasos por debajo de ella cuando está completamente extendida.
Al año se producen cerca de 77 banderas monumentales que van desde los 25 hasta los 55 metros de largo y en cuya elaboración participan más de 20 personas.
JASR