El artesano chocolatero portugués Daniel Marcelino Gomes, natural de la ciudad lusa de Leiria, ha conquistado los paladares de las personas más ricas del mundo gracias a la creación de un bombón elaborado con oro de 23 quilates, que cuesta siete mil 728 euros, poco más de 180 mil pesos, y que "es el más caro del mundo".
El bombón tiene forma de diamante, para realzar aún más su característica de producto exclusivo de lujo, una altura de tres centímetros y de anchura 2.5 centímetros.
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A la pregunta de si se puede comer el oro, el maestro chocolatero portugués aseguró que "el oro se come desde hace más de mil años". En cantidades muy pequeñas, el consumo de oro "es beneficioso para la sangre", agregó.
En la boca, "el oro no sabe a nada", motivo por el que el sabor de este bombón se caracteriza por otros ingredientes. Además del azúcar —en muy poca cantidad—, el bombón lleva filamentos de azafrán, trufa blanca, aceite de trufa blanca, vainilla de Madagascar y escamas de oro.
La pieza de chocolate, cada una con un registro de serie y personalizada con el nombre del comprador, es elaborada durante tres semanas y precisa de "mucha paciencia y de mucha calma", esos son los ingredientes esenciales, manifestó. En total fabricará una serie limitada de mil ejemplares.
Lo más complicado es, precisamente, el final del bombón, cuando Daniel Marcelino Gomes tiene que colocar las finas láminas de oro, que "se pueden romper con mucha facilidad". "Es como un trabajo de un joyero, ya que hay que hacerlo todo con mucha tranquilidad", insistió.
Una vez creada la pieza exclusiva de bombón, su sabor "también es único", ya que "en un principio sabe a tierra, debido a la trufa y al azafrán, y más tarde la boca se refresca con el sabor de la vainilla de Madagascar".
De momento, este bombón tan caro y distinguido ya se vendió en los Emiratos Árabes Unidos, sobre todo en Dubái, y en países como Rusia, Argentina o Angola.
"No puedo revelar el nombre de ningún comprador y tampoco puedo decir cuántos bombones de oro he elaborado desde que comenzara a fabricarlos en el año 2015", explicó el repostero luso, de 35 años.
El halo de gula se complementa con el propio envoltorio del bombón, ya que se entrega bajo una campana elaborada con cinco mil 500 cristales de swarovski y decorada también con un adorno de oro.
De momento, el objetivo de este maestro chocolatero portugués es seguir conquistando los paladares y bolsillos más exclusivos del mundo, capaces de pagar por un bombón siete mil 728 euros (176 mil pesos aproximadamente)
RL