Actualmente, un tercio de sus 315 hectáreas es orgánico y es de las pocas vinícolas que cuenta con el certificado, asegura Daniel Milmo, codirector de Casa Madero. La meta es conseguir que todo el viñedo sea orgánico. Además, tienen planeado remodelar las bodegas para instalar paneles solares y captar agua pluvial en las superficies que lo permita, aseguró el entrevistado.
El cuidado por el medio ambiente, desgraciadamente, todavía no es un tendencia, según Milmo. Sin embargo, cada vez hay más personas que se están preocupando por la escasez de agua y el cambio climático.
“En Casa Madero tenemos una producción de cerca de 200mil cajas anuales. Actualmente, 95 por ciento de nuestra producción se vende en México y solo exportamos una pequeña parte a Estados Unidos y a Japón, principalmente, seguido de Corea y Guatemala” afirmó.
La calidad del vino empieza por la uva y el viñedo, asegura Milmo. Por eso el trabajo con el campo es esencial. En estos días, están investigando sobre la producción de ciertos polifenoles. “Los polifenoles son los compuestos que nos dan características aromáticas y de sabor en el vino. Se ha detectado que hay alrededor de 64 componentes ellos en la uva”, aclara.
“De los vinos mejor rankeados, más de 99 por ciento ha tenido una presencia mayor de polifenoles. Entonces, estamos estudiando cómo se puede propiciar la presencia de tales o cuales polifenoles en la uva”. Para ello, trabajan con un consultor con doctorado en microbiología celular a nivel de plantas de vid.
El sello de Parras (y México)
Los vinos de Coahuila, “son vinos de una mayor concentración aromática y de color. Por las altas temperaturas que se viven en la zona, tenemos esa expresividad en los vinos blancos de un poco de frutas más tropicales”, describió Milmo. Ser una región desértica, con una altura de mil 500 metros derivan en días cálidos y noches más frías, “ayuda a que la maduración vaya un poco más lenta y todo esto suma a la calidad del vino”, abundó.
¿Qué es lo que el vino mexicano aporta al mercado internacional? Una gran diversidad de climas, lugares, espacios de microclimas y el terroir. Eso, para Milmo, es muy interesante porque México puede jugar con esa diversidad de condiciones y explorar muchas posibilidades de hacer estilos de vinos distintos a lo que se ofrece en otros países.
Lo que falta
Uno de los retos más importantes para Milmo es terminar de consolidar una cultura de vino en México, ya que el consumo per cápita, comparado con los países de Europa, es aún muy bajo. La idea es que en un futuro la comida, incluida la mexicana, se acostumbre acompañar con vino.
Otro de los retos es la competencia con los vinos extranjeros. A pesar de que en los últimos años ha crecido el mercado que prefiere consumir vino nacional, sigue representando solo 30 por ciento, comparado con el 70 por ciento que ocupan los vinos internacionales. Pero no queda duda de que hoy “los consumidores del país son más ávidos, apasionados y aficionados al vino mexicano”, concluyó Milmo.
México y sus vinos
Dónde: Morelos 16, col. Centro
Cuándo: 26 de marzo
Hora: 6 pm
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