Discos de la semana: música pa' la depresión poselectoral

De la mente que definió el sonido de 'True Detective', Lara Lynn, a la inaudita fusión de jazz-reggaetón de Preservation Hall Jazz Band y el desencanto existencial de Trent Reznor.

Alejandro de la Garza
Ciudad de México /
Nuestros discos de esta semana te harán viajar del sonido melancólico de Lera Lynn al jazz afrocubano de lo nuevo de una banda histórica de Nueva Orleans y al existencialismo decadente de Nine Inch Nails. Se nota que apenas estamos asimilando el periodo electoral.

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  • ‘Resistor’, de Lera Lynn

Luego de tres álbumes medio subterráneos grabados de 2011 a 2014, donde ensambló su estilo country-hard rock mezclado con piezas de filosa tristeza, la texana Lera Lynn (Houston, 1984) cobró fama por su participación central en el soundtrack de la segunda temporada de True Detective, la miniserie de HBO.

Su canción “My least favorite life” capturó con claridad el espíritu melancólico y nihilista de la serie. En 2016, la también actriz grabó en Nashville su nuevo disco Resistor. Una decena de piezas calificadas de “sofisticadas, duras, melancólicas y originales”. En canciones como “Drive”, “What you Done” y “Cut + Burn”, Lera endurece aún más su hard rock.

En otras, como “Run the Night” y “Fade into black”, recupera el tono decadente y existencial de nuestros días. Mientras en piezas como “Fort the last time”, “Scratch + His” y “Little Ruby” emerge una Lynn plenamente contemporánea de estilo decantado y posmoderno. Los conocedores escucharán ecos de la legendaria Chrissie Hynde (1951) en el sonido de Lynn.

[@Aladelagarza]

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  • 'So It Is', de Preservation Hall Jazz Band

Desde hace 56 años, la Preservation Hall Jazz Band (PHJB) ha cifrado en su música las diversas tradiciones jazzísticas de Nueva Orleans, cuna del género. Su inventario discográfico comprende más de 30 álbumes, pero sólo dos de ellos —los más recientes— incluyen música original. So It Is, lanzado hace unas semanas, revela a un grupo de músicos que ha transformado esa tradición en un estilo arriesgado y estilísticamente más sofisticado.

Con el paso del tiempo, varios músicos han entrado y salido de la banda. No obstante, algunos veteranos permanecen. Es el caso del saxofonista Charlie Gabriel, y el tubista y bajista Ben Jaffe —hijo de dos miembros fundadores—, a quien se debe, en buena medida, la mutación estilística.

“Santiago”, primer sencillo del álbum, es un guantazo refrescante que incorpora ritmos caribeños (me aventuro a decir que es la primera fusión jazz-reggaetón). Pero no es la única canción que transpira una sólida influencia afrolatina; todo el disco está plagado de ella. “Innocence” está construida alrededor de un piano eléctrico más cercano al góspel, pero “Convergence” evoca un Groove de R&B a través de percusiones que suenan casi ancestrales.

Preservation Hall Jazz Band lleva su consigna en el nombre. Preservar el sonido histórico del jazz ha sido su labor desde su fundación, pero So It Is demuestra que los veteranos han descubierto el secreto del éxito: renovarse o morir.

[@angelsots]

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  • 'The Downward Spiral', de Nine Inch Nails

Mucho antes del éxito comercial, de su colaboración con Bowie, de su trabajo como compositor de soundtracks y de su Óscar por The Social Network (2010), Trent Reznor, con su proyecto Nine Inch Nails, fue uno de los puntales más visibles y punzantes de la escena alternativa de mediados de los años 90.

Cuando la llama del grunge empezaba a parpadear antes de extinguirse, apareció The Downward Spiral, un álbum que ya desde el nombre presagia una inclinada pendiente sonora hacia la depresión, el desencanto existencial, el pesimismo y el coqueteo con el suicidio. Con tracks que intercalan el áspero sonido del rock industrial con interludios más melódicos —pero no por ello menos eficaces—, Reznor va hilvanado un álbum que lo mismo nos sorprende y nos anima al grado de agitar la cabeza, que nos vapulea y nos recuerda esas heridas profundas que nos esforzamos por ocultar u olvidar.

Algunas de las canciones más notables son “Heresy”, un tema nietzschiano que canta a la muerte de Dios; “Closer”, una composición casi matemática sobre el deseo sexual como el único medio para alcanzar lo divino, y que alcanzó alguna posiciones en las listas de popularidad; “The Becoming”, que es una alegoría sobre la deshumanización casi orgánica causada por la tecnología; y la triada compuesta por “Reptile” —una oda profana dedicada a una prostituta infectada por una enfermedad venérea—, “The Downward Spiral” —un track instrumental que es como la encarnación sonora de la depresión— y “Hurt”, que cierra el álbum con una asfixiante sensación de desesperanza.

En el caló urbano, The Downward Spiral expresa esa posición cuando alguien no puede detener su caída, y todo simplemente empeora hasta que se toca un fondo en el que o se muere o existe una liberación: todo el pesimismo por un futuro improbable que se asocia con la llamada Generación X, resumida en catorce tracks.

[@fcomasse]




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