Cada 12 de diciembre, miles de peregrinos de diversas entidades e incluso de otros países, se dan cita en la Basílica de Guadalupe para cantarle Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe en su santuario, ubicado en el cerro del Tepeyac.
Miles de peregrinos dejan sus hogares y emprenden el viaje al norte de la Ciudad de México con cobijas, víveres e imágenes de la morenita del Tepeyac a cuestas.
Tan sólo en 2018, la Secretaría de Seguridad Ciudadana contabilizó que 10 millones de peregrinos visitaron el recinto construido en el cerro del Tepeyac en honor a la Virgen de Guadalupe, proclamada como Emperatriz de las Américas, por el papa Pío XXI.
Este sitio es considerado por la Iglesia católica como el corazón de la feligresía mexicana y del continente americano desde el siglo XVI.
En el libro No temas... yo soy tu madre, Estudios socio antropológicos de los peregrinos a la Basílica (Plaza y Valdéz, 1997) se indica que los feligreses visitan La Villa de Guadalupe "para sentirse mejor, más en paz o mejores que antes, mientras a otros santuarios van a dar gracias y a pedir favores, crecer espiritualmente o aumentar su devoción a la virgen".
Sin embargo, no es raro encontrarse a feligreses que acuden de rodillas para cumplir una manda que le hicieron, agradecer la curación de algún familiar enfermo o conseguir bienes.
Tras ingresar a la ciudad por algunos de los accesos, los peregrinos se dirigen hacia el nuevo templo, aunque hay varios caminos, los más usados son la calzada de Guadalupe, que inicia desde el Paseo de la Reforma Norte y la avenida Montevideo.
Los peregrinos se desplazan en bicicleta, a pie o en rodillas a lo largo de tres kilómetro desde la calzada de Guadalupe para llegar a lo que coloquialmente se conoce como La Villa.
Orígenes de la Basílica
El templo de Guadalupe, inaugurado el 12 de octubre de 1976, fue construido en el lugar donde, de acuerdo con las creencias católicas, la Virgen de Guadalupe se apareció al indígena Juan Diego, sin embargo, científicos y estudiosos refieren que esta zona donde ahora está el templo mariano era un lugar dedicado al culto de la diosa madre virgen sol, Tonantzin, venerada antes de la Conquista.
Tras la aparición de la Virgen, en 1622 se abrió el primer verdadero santuario dedicado a la guadalupana, sustituido en 1649 por uno más amplio. En 1709 el arzobispo de México Juan Ortega y Montanéz inauguró la que es conocida como la basílica vieja, ubicada al fondo de la restaurada calzada de Guadalupe.
La construcción de la nueva basílica fue pensada para un aforo de 10 mil personas, tiene una planta circular y una cúpula que parece un cono invertido y está rodeada de una plaza donde caben aproximadamente 30 mil personas.
El santuario de La Villa está compuesto de otros edificios como el viejo santuario, la capilla de capuchinas, la capilla de indios o parroquia de Juan Diego y la capilla del pocito.
Autoridades de la Ciudad de México han desarrollado a través de los años un operativo para garantizar seguridad, cobijo, alimentación, atención médica y orientación a los peregrinos, que este año tendrá la participación de al menos 2 mil policías.
La Villa se convierte año con año en testigo de la devoción de católicos, de la reunión de cantantes y artistas para homenajear a la morenita del Tepeyac y de la movilización de autoridades para garantizar una peregrinación con saldo blanco.
EB