Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos masticado chicle, ya sea porque queremos mejorar nuestro aliento, o porque nos ayuda a concentrarnos o porque hasta puede ayudarnos a bajar de peso al controlar nuestros antojos si somos de los que comemos por ansiedad. Sea como sea, seguro que lo has hecho, y seguro también, que mientras lo masticas te has preguntado de qué lo hacen y cómo demonios es que logran que tome esa textura al masticarlo.
Incluso, seguro, has escuchado algunos mitos. Que si está hecho de resina de los árboles de zapote, que si contiene petróleo, que si es de plástico, que ¿en dónde debo tirarlo? ¿es desecho orgánico o inorgánico? Pues para acabar con los mitos y resolver algunas dudas nosotros aquí te diremos de qué está hecho y qué es lo que te llevas a la boca cada que mascas un chicle.
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Lo primero que debes saber sobre esta golosina mexicana es que se cree que este invento es de origen mexicano pues está presente en nuestra cultura desde épocas prehispánicas y que en realidad, algunas de las teorías que mencionamos allá arriba son en parte, ciertas, o representan un momento de su origen.
La historia del chicle en mesoamérica: ¿qué era lo que mascaban?
Según la revista México Desconocido el chicle era conocido como tzicli y fue descubierto por los mayas, y es la golosina que México le regaló al mundo. Éste, era un látex arbóreo extraído de la selva del Gran Petén, del chicozapote.
Este látex era (y es, aunque menos comúnmente) extraído del árbol haciendo grietas en el tronco, sin que estas lo dañen, en una especie de zigzag y dejando que la "resina" escurra hacia las bolsas en las que la recolectan. Aunque el proceso de la fabricación del chicle ha cambiado en la modernidad, esta golosina aún se exporta de Quintana Roo y Campeche a países como Japón, Italia, Corea y Singapur.
El chicle como lo conocemos actualmente
La leyenda cuenta que fue Antonio López de Santa Anna el responsable de que esta golosina haya tenido alcances mundiales, pues según cuentan, fue durante su exilio en Estados Unidos que durante su exilio a Estados Unidos, en el que conoció a Thomas Adams, a quien le llamó la atención que siempre se encontrara mascando esta sustancia y decidió comprarle cantidad considerable con la que experimentó tratando de crear botas impermeables y juguetes, pero sus esfuerzos fueron infructuosos.
Fue entonces que se percató de que en su país había gente mascando parafina, por lo que cró una mejor idea comercializar la sustancia como originalmente la conoció y junto a su hijo, le dio sabor cubriéndolo de caramelo para después comercializarlo, creando así el emporio Chiclets Adams que se consolidó en 1899 y que hasta la fecha sigue haciendo el producto.
Pero ¿de qué están hechos ahora?
Más adelante, por supuesto, para su fabricación se comenzó a utilizar una base de plástico neutro, llamado acetato de polivinilo, o bien, la goma de xantano, aunque pueden utilizar también, en conjunto, resinas naturales. Además de esto, poseen azúcares, suavizantes, colorantes y aromatizantes naturales y artificiales y, según la revista Science Focus de la BBC, éstos también pueden contener carbonato de calcio, o silicato de magnesio, emulsionantes y elastómeros, lo que los vuelve un producto no ingerible, así que trata de no tragártelos.
¿Cómo se hace el chicle?
Una vez obtenidas las resinas, éstas se hierven en una olla de nombre paila en donde se les quita la humedad, moviéndola constantemente para lograr la consistencia chiclosa. Una vez está listo se les da sabor y se les aromatiza además de mejorar su consistencia añadiendo esencia, color y saborizantes, además de otras sustancias que varían dependiendo la empresa que los fabrique.
Por último, se coloca en moldes que le dan su forma y se empaquetan.
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