Nelson Martínez, duerme con idea de platillo y suele despertar con nuevos sabores para Daca Mariba, un negocio de mariscos en Durango, que junto a su familia lo salvaron de las adicciones. Pero no solamente eso, desde hace 25 años se ha dedicado a innovar sabores.
Su mirada es fija, decida. Sus palabras salen de su boca con seguridad. Habla que las adicciones lo llevaron a hacer daño, pero con la ayuda correcta, su vida familiar es plena y viento en popa.
El ritual del restaurante lo mantiene activo y enfocado. El nombre de su negocio se lo debe a sus hijas, son las iniciales de sus nombres.
La mira de su negocio es que sea similar a un barco por dentro, pues ha dedicado su vida a los mariscos. Hace caso a su instinto para los sabores y las texturas de la comida: ceviche de sierra, hawaiano, el 'babocho' que es hecho con nopal.
Uno de los más reconocidos platillos es el estofado de marlín, que planteó cuando tenía un puesto en la calle y tiene clientes que han probado su sazón desde hace más de dos décadas. Quienes también le solicitan nuevos sabores y creo el de chorizo con atún.
El sabor es preciso, ni más ni menos, conserva la esencia de cada uno de los ingredientes, parecería que conforme maduran sus ideas, maduran los sabores. En el paladar cada mordida se pierde en esa medida única del ritual de Nelson Martínez.
“Hay que ir sobre el instinto. El instinto de va a sacar adelante. El instinto te lleva donde quieres. Aquí el sazón y el talento que dios medio hay que explotarlo. A mí me gusta comer rico. Que todo esté recién hecho. Me gusta probar al primer hervor en la comida, lo que es guisada. Por mi dieta o por mi gusto por el marisco, esa es la innovación. Yo sueño con sabores y texturas nuevas y al siguiente día, despierto, lo aterrizo y lo llevo a cabo. Aparte que la gente llega y me dices: ‘¿Qué has inventado ahora?’ entonces tengo que experimentar”.
CALE