Explosión de sabores en la Fiesta de la Bota 2019

En su cuarta edición, el festejo de la vinícola Decantos unió a mil 100 personas en una celebración del vino única en el Valle de Guadalupe

Se llevó a cabo la Fiesta de la bota, de la vinícola Decantosa, en el Valle de Guadalupe (Especial).
Verónica Maza Bustamante
Valle de Guadalupe /

Un mar blanco con toques rojos se abre entre los tonos ocres del Valle de Guadalupe. El sol ya pasó su cenit, y aún así ilumina con gran brillo la planicie rodeada por la esplendorosa Sierra Blanca. Parece que tiene olas que se mueven suavemente, pero son las mil 100 personas que han estado llegando desde antes de las cuatro de la tarde para instalarse en las mesas que engalanan los jardines de la vinícola Decantos, todos ellos vestidos con ropa blanca y portando un pañuelo rojo en el cuello, la muñeca o alrededor de esa bota de cuero que llevan cruzada en el torso.

El nombre del festejo, Fiesta de la Bota, se debe al objeto mítico en las famosas Pamplonadas de España, donde a los asistentes se les entrega una “bota”, es decir, un contenedor con forma de gota o lágrima realizado con cuero y lleno de vino, para que puedan beberlo a lo largo del día sin que se altere demasiado su frescura.

Fue en ese país donde Alonso Granados, socio fundador de la vinícola mexicana Decantos, estudió Enología en la Universidad de La Rioja, y posteriormente realizó una maestría en Enología Experimental y otra en Enoturismo. Inspirado en sus fiestas en torno al líquido color rubí, desde hace cuatro años organiza la propia en su vinícola para presentar su cosecha del año, siempre una innovación diferente que sorprende a los asistentes, quienes se dejan llevar por esta fusión de rituales en torno al vino y sus placeres.


El valle de las maravillas

La historia de las vinícolas ubicadas en los diversos valles cercanos a Ensenada, Baja California, es muy interesante. Fueron los jesuitas quienes en el siglo XVIII instalaron los primeros cultivos de vid con la idea de tener la bebida a su disposición para la consagración. Con el paso de los siglos se fue creando primero un consumo local que se cubría sin demasiado control de calidad y después familiar, tras la adquisición de tierras por varias familias que en los años setenta del siglo XX comenzaron su propia producción en un lugar idílico.

De entre los valles, el de Guadalupe, en el noroccidente del estado, abarca alrededor de diez mil hectáreas de cultivo a lo largo de 25 kilómetros. El entorno es fabuloso: rodeado de la sierra, se abre una planicie imponente que combina tonos cafés con verdes rectángulos en donde crecen las uvas. Es difícil que el agua llegue hasta ese lugar, por lo que la forma de conseguirla para el buen crecimiento de la uva es complicado. No obstante, la creatividad y las posibilidades económicas de los productores locales logran su aparición.

Después de unas cuantas décadas y tras el crecimiento de vinícolas grandes, los hijos y sobrinos de quienes compraron sus tierras para el consumo propio comenzaron a estudiar enología en diversas partes del mundo, a idear nuevas formas de producir vino, de maridarlo con comida elaborada con alimentos de la siembra local, a pensar en etiquetas novedosas, en vender sus productos principalmente en México y así generar una nueva forma de disfrute de esta bebida que desde hace una década ha conformado la Ruta del Vino mexicana más visitada, así como bebidas de gran calidad que cubren 90 por ciento del total que se vende en el país.

Cada una de las empresas del valle tiene sus propias características. La de Decantos se basa en “la decantación por gravedad, pues al eliminar lo mecánico y emplear únicamente la gravedad, eliminando los bombeos mecánicos desde que se coloca la uva y hasta su embotellado, lo que ha conseguido un sabor particular que cada año se comparte a través del proyecto enoturístico que integra la Fiesta de la Bota”, explica Alejandro Granados, socio productor de la empresa.


Un festejo de película

Dicen que el Valle de Guadalupe es equivalente, en extensión, a dos tercios de Napa Valley y sus clima es muy similar al del suroeste francés.Sin embargo, aquí, la vivencia es interesante y diferente, pues la zona conserva su aire rural con caminos de tierra, largas extensiones de siembra sin casas y pequeños hoteles que buscan integrar su arquitectura y servicios con la biodiversidad del entorno mexicano.

Durante la Fiesta de la Bota, el 20 de julio, jóvenes y mayores se unen para catar la nueva cosecha, comentarla, hablar de su pasión, disfrutar de la música, de un atardecer idílico y la deliciosa oferta gastronómica, que este año está conformada por una muestra de la mejor cocina de autor del Valle de Guadalupe y ciudades cercanas como Ensenada, con la presencia de los chefs Drew Deckman (Conchas de Piedra), Diego Hernández (Corazón de Tierra), Javier Plascencia (Erizo), David Castro Hussong (Fauna), Miguel Bahena (Madre), Roberto Alcocer (Malva), Angelo Dal Bon y David Salgado (DS Catering Kitchen), Carlos Medina (Bistro Decantos). También participan la Culinary Art School, Montaraz Único, Paella San Sebastián, Mariscos El Gordito, Tacos el Buen Sazón, Acrobellano y Breve Café.

Sabores nuevos, exóticos, deliciosos, se unen a la prueba de la decantación del año, una mezcla de petit-noir, shiraz y merlot contenida en la bota, que cada persona bebe a su estilo. También hay vino blanco, cervezas artesanales y algunas otras bebidas, entre las que se encuentra el agua, básica para no embriagarse tan rápidamente. “Es muy importante tomar una copa de agua por cada una de vino, así se podrá degustar una mayor cantidad sin grandes estragos”, explica un asistente que hace fila para llenar su vaso en los contenedores de agua ubicados en lugares estratégicos.

Este año, la música en vivo está dedicada a Freddie Mercury. La Orquesta Filarmónica de Baja California, junto con el grupo The Trippers, ponen a bailar a la gente con sus canciones de los setenta y ochenta, entre las que se encuentra una serie dedicada a Queen. Estar en medio de la marea blanca y roja durante esos momentos, cantando “We Are The Champions” entre todas esas personas que conforman una historia de éxito que no ha querido trascender fronteras sino ofrecer a su país bebidas de calidad, se vuelve significativo.

La música tambiénha estado a cargo de Tinto Flamenco y de un set de DJ con música electrónica, todo acorde a la vivencia del momento, incluyendo al mariachi que aparece al filo de la medianoche para seguir incentivando los ánimos de quienes saben que lo que pasa en la Bota, se queda en la Bota, en ese día al año en el que se vale, literalmente, “pasarse de copas”.

Son seis días los que separan el aniversario de Decantos del inicio formal de la XXIX edición de las Fiestas de la Vendimia de Baja California, por lo que la celebración de Decantos es el mejor preámbulo para quienes buscan disfrutar con los placeres de la vid.

Como en tiempos ancestrales, la divinidad en estas semanas es la uva y lo que de ella se destila, bebidas elaboradas con pasión que hoy en día son consumidas ya no por una élite, sino por quienes desean convivir teniendo un delicioso y fino sabor en la boca.

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