El chef turco Salt Bae, que es objeto de una investigación de la FIFA por haber penetrado sin autorización sobre el terreno de juego después de la final del Mundial, es un habitual de las polémicas, especialmente por los filetes recubiertos de oro que ofrece en sus restaurantes de lujo.
Esos signos de ostentación y riqueza bañados en láminas comestibles del metal precioso de 24 quilates cuestan más de 500 dólares, pero no son del gusto de todos, en particular de los críticos gastronómicos británicos y estadunidenses, que los consideran "banales" e "insípidos".
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En 2018, varios venezolanos habían protestado en Miami cuando recibió en su restaurante de Estambul al presidente venezolano Nicolás Maduro, cuyo país está sumido en una grave crisis económica.
Pero Salt Bae, cuyo verdadero nombre es Nusret Gokçe, se siente cómodo con todas las críticas -buenas o malas- y sigue atrayendo a políticos y estrellas del fútbol (Deschamps, Maradona, Beckham, Messi, Mbappé, Ribéry) en sus 22 establecimientos repartidos por todo el mundo, de Beverly Hills a Londres, pasando por Catar.
"Toda publicidad es una buena publicidad", comentó un día el chef, cuya fortuna está estimada por la prensa en 70 millones de dólares.
De 39 años, se ha convertido en una estrella de internet gracias a los videos en los que aparece sazonando la carne de forma teatral y haciendo referencias sexuales mientras echa sal sobre los filetes.
50 millones de seguidores en Instagram
Su imagen y sus gestos emblemáticos, profusamente cultivados en redes sociales, han jugado un papel primordial en su ascenso hasta el estatus de celebridad mundial.
Después de la final del Mundial, logró saltar, de forma inexplicable, al césped del estadio de Lusail, en Doha.
En varias imágenes aparece incluso besando el trofeo, que en principio sólo puede ser tocado por los campeones del mundo, los responsables de la FIFA o los jefes de Estado. En otras imágenes se le ve sujetando por el brazo a Messi, visiblemente irritado, o mordiendo la medalla de un jugador.
La FIFA investiga cómo pudo acceder al terreno de juego sin tener ningún vínculo oficial con el fútbol, aunque presume de una supuesta cercanía con el presidente de la institución deportiva, Gianni Infantino.
Así, en un video que Salt Bae compartió en Instagram, donde tiene 50 millones de seguidores, se le ve siendo abrazado en varias ocasiones por el dirigente del fútbol mundial, que lo presenta a varias personalidades durante una recepción en Catar.
Nacido en una familia modesta del este de Turquía, abandonó sus estudios con 13 años para comenzar a trabajar como aprendiz de carnicero.
Cultiva una imagen de hombre fuerte y duro. Se le ve así realizando carreras y ejercicios físicos por los barrios exclusivos de Estambul -"la capital del mundo", como decía a la AFP en 2020- con pesos atados a sus muslos y sus brazos.
hc